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"En el 90 % de los casos, los problemas de espalda se resuelven modificando los malos hábitos e incrementando la actividad deportiva (de cualquier tipo, no solo la natación)", explica el doctor Imanol Vega Encina, traumatólogo especialista en columna del Hospital Vithas San José (Vitoria-Gasteiz).
Cómo evitarlo
Para prevenir las dolencias de espalda se debe realizar un mínimo de actividad física, mantener siempre una buena postura y desarrollar la musculatura de esta parte del cuerpo.
El ejercicio debe estar basado sobre todo en fortalecer y tonificar los abdominales, glúteos y suelo pélvico. Si mantenemos estos músculos fuertes, menos esfuerzo tendrá que realizar la espalda para coger peso o hacer un movimiento tan sencillo como levantarnos de la cama o de una silla.
A la hora de hacer abdominales, elige los que más se adapten a tu forma física, el secreto no está en subir muy alto, sino en una elevación controlada (aunque se trate de unos pocos centímetros) con el abdomen apretado y fuerte. Y recuerda: si haces ejercicios lumbares, las repeticiones tienen que ser la mitad que la de los abdominales.
Diagnóstico
En el 90 % de los casos, con un sencillo interrogatorio en la consulta y una exploración el médico puede saber la causa de tu dolor de espalda. Solo en un 10 % de los casos son necesarias pruebas diagnósticas como una analítica, radiografías o resonancias.
Para aliviar las molestias, lo primero que se recomienda es eliminar los malos hábitos como el sedentarismo. También es importante realizar ejercicios que fortalezcan la musculatura de nuestra espalda y sentarnos bien. De hecho, cuando las molestias aparecen, el médico te recomendará que abandones el sillón y optes por una silla de respaldo recto.
Los medicamentos solo se recomiendan cuando el dolor es un impedimento para realizar el ejercicio físico o las actividades de la vida diaria. Si fuera así, tómate un paracetamol y solo en caso de que no te haga efecto, utiliza un inflamatorio no esteroideo. Únicamente si padecemos de ciática no controlada se puede recurrir a otros medicamentos tipo pregabalina, antidepresivos o corticoides ¡siempre con receta! Solo cuando la medicación no surte efecto durante un mínimo de tres semanas es cuando el médico puede solicitar pruebas diagnósticas.
En casa
Ante un simple dolor de espalda, lo primero que debemos hacer es cambiar nuestros hábitos de vida sedentarios. Si el dolor es agudo e incapacitante conviene hacer reposo en cama pero no más de dos o tres días seguidos. Usar una faja lumbar también puede ser de ayuda, pero siempre teniendo presente que cuanto antes se vuelva a la normalidad mejor. Evita las actividades deportivas intensas y tómate un paracetamol si fuera preciso. En caso de que el dolor exceda las tres semanas es conveniente que consultes con el médico de cabecera.
¿Y cuándo acudir de inmediato al hospital? Existen motivos de alarma que no debes pasar por alto y requieren un chequeo: dolor lumbar o ciático que interfiera el sueño de manera repetida, molestias que te produzcan pérdida de fuerza en alguna de las extremidades, falta de control de orina o defecación, fiebre de origen desconocido, dolor en reposo incontrolable o presencia de zonas dormidas en las manos o los pies.
Factores de riesgo
El sobrepeso causado por la obesidad es un factor que aumenta el índice de padecer dolor de espalda. El porcentaje se eleva si se añade el sedentarismo, la falta de fuerza muscular, la inactividad física o un mal estado de salud en general. Otros motivos que influyen son la edad, la genética, los riesgos laborales, una mala postura, el embarazo y fumar.
Cómo cargar peso
Levantar peso es malo si se hace de manera inadecuada y no contamos con una musculatura fuerte de abdomen, glúteos y suelo pélvico. Como norma general, los objetos pesados hay que cogerlos pegados al cuerpo. De esta manera, lograremos disminuir el brazo de palanca que hace que se resienta la espalda. Debemos flexionar siempre las rodillas, manteniendo la columna lo más recta posible para evitar que nuestro lumbago sufra y no podamos levantarnos.
Los dolores de espalda en adultos son casi el doble de frecuentes en las mujeres que en los hombres.