Este tipo de medicamentos, tan comunes para todos, deben ser consumidos con el mismo respeto que cualquier otro fármaco, porque también puede acarrear efectos secundarios si no se siguen las pautas adecuadas.


Los medicamentos conocidos como antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) son un grupo muy amplio de fármacos utilizados para tratar trastornos que cursan con dolor, inflamación y/o fiebre, como son las cefaleas, las enfermedades reumáticas, la ciática o los dolores menstruales, entre otros.

Se puede decir que son unos “clásicos” del botiquín, del bolso o del cajón del escritorio. Los hay de diferentes marcas y dosis, y son usados por niños y adultos, de ahí que sean de los medicamentos más vendidos en todo el mundo.

Aunque se venden sin receta médica, esto no significa que podamos utilizar los antiinflamatorios sin ningún control, como se hace en ocasiones. ¿Quién no lo ha tomado cuando le duele la cabeza o el hombro, sin consultar a un profesional sanitario? Seguramente no lo estés haciendo mal, pero no hay que pasar por alto de que se tratan de medicamentos y, como tales, pueden provocar efectos secundarios, interactuar con otros fármacos que estemos tomando o ser el origen de un problema de salud si se toman de forma excesiva.

Toma adecuada

Aunque sus efectos positivos destacan más que los adversos –ya que estos últimos no se dan en un porcentaje alto de personas– es necesario resaltar que una toma inadecuada puede provocar problemas en el aparato digestivo y respiratorio, en el sistema nervioso y renal, en la piel y en los componentes de la sangre. 

Las dosis altas de antiinflamatorios no aportan más eficacia en el tratamiento del dolor leve o moderado, tal y como resaltaron los especialistas que participaron el pasado junio en el XXXII Congreso de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria. “Con los datos de que disponemos, no existe ninguna razón científica para recomendar, en términos de relación eficacia/seguridad, el uso de estos medicamentos a dosis de 600 mg frente al de 400 mg para el dolor leve-moderado”, explicó el Dr. Julio Pascual, del área de neurociencia del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Central de Asturias. Es una consideración importante, ya que en España tres de cada diez personas toman dosis diarias de antiinflamatorios superiores a las recomendadas. Además, quienes se automedican suelen preferir tomarse un comprimido de antiinflamatorios de 600 mg, en vez de uno de 400 mg, aunque este último sea suficiente para la dolencia que padecen. 

En este sentido, la Asociación Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) recomienda el uso de AINEs a dosis bajas (máximo 1.200 mg al día) para reducir el riesgo de efectos adversos gastrointestinales y cardiovasculares.

Especial cuidado

Los especialistas resaltan que deben tener una especial precaución con la toma de antiinflamatorios no esteroideos:

  • Las personas que hayan sufrido una úlcera de estómago o de duodeno.
  • Los pacientes que tengan indicada la toma de otra clase de antiinflamatorios, porque no se deben emplear de forma simultánea, o que siguen un tratamiento con diuréticos o anticoagulantes.
  • Los afectados de insuficiencia cardíaca, tensión arterial elevada, cirrosis, enfermedad renal o hepática.
  • Las personas que hayan padecido episodios de rinitis alérgica, pólipos nasales, asma o urticaria.

Estómago protegido

Los protectores gástricos están diseñados para impedir que surja acidez, náuseas o ardor, reducir la cantidad de ácido gástrico producido por ciertas glándulas del estómago cuando se sigue un tratamiento prolongado con medicamentos “agresivos”, como los antiinflamatorios. Son imprescindibles, sobre todo, si se tiene algún riesgo de sufrir úlceras gástricas. Normalmente se recomienda ingerir treinta minutos antes de la primera comida del día, tratando que todos los días sea a la misma hora.

Como ocurre con los antiinflamatorios, en los últimos años ha aumentado el consumo de estos fármacos debido a la errónea idea que hay que tomarlos siempre que se tenga indicado un tratamiento farmacológico, pero lo cierto es que solo se deben tomar cuando lo indique el médico.

Para evitar riesgos estomacales, ya se ha comenzado a difundir el empleo de medicamentos de acción biorreguladora, con principios activos de origen vegetal y mineral, eficaces contra el dolor y la inflamación pero que apenas ocasionan efectos secundarios.

 

 

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