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Cuando esos olvidos son demasiado frecuentes y de importancia, podemos estar ante un caso incipiente de demencia.
Existen diversos tipos de demencias, y entre ellas la más frecuente es el Alzheimer, que puede manifestarse con diferentes síntomas y grados.
El Alzheimer afecta de manera progresiva a las células nerviosas del cerebro, que van siendo destruidas y reemplazadas por otros elementos (placas o filamentos), que dan lugar a los síntomas característicos.
¿Qué hacer al respecto?
Ante la sospecha de que un familiar nuestro pueda estar desarrollando, es importante acudir al médico de familia, quien derivará al paciente al neurólogo si es necesario.
Las pruebas definitivas de que estamos ante un caso de Alzheimer son las lesiones específicas que se aprecian en el estudio del cerebro por la aparición en él de sustancia amiloide en forma de placas o filamentos. Las pruebas de imagen mediante escáner o resonancia magnética muestran las anomalías en diferentes regiones cerebrales, como la del hipocampo.
Con carácter experimental, ya existe la posibilidad de realizar un test genético para estudiar la probable evolución del Alzheimer. También se realizan tests neuropsicológicos que ponen de manifiesto la intensidad de los trastornos de memoria y de otras funciones intelectuales.
La evaluación que hará el especialista incluirá entrevistas con los familiares o cuidadores que estén en contacto con el paciente y que permitan comprobar su evolución.