SABER VIVIR COMUNICACIÓN, S.L.
El agua en verano es sinónimo de diversión para los niños: en la playa, en la piscina, en el parque acuático, en el río o en el pantano pueden practicar actividades tan refrescantes como nadar, bucear, zambullirse o practicar deportes acuáticos. No podemos olvidar que todas ellas conllevan algunos peligros que, en algunos casos, pueden producir lesiones con consecuencias graves. La Organización Mundial de la Salud estima que cada año fallecen por ahogamiento en Europa más de cinco mil niños y jóvenes de entre 0 y 19 años al tirarse de cabeza en zonas con poca profundidad o desde una gran altura. Por esta causa, muchos menores quedan discapacitados como consecuencia de traumatismos craneoencefálicos graves o lesiones medulares que en la mayoría de los casos afectan a la región cervical de la columna, pudiendo producir paraplejia (parálisis de las piernas) o tetraplejia (parálisis de brazos y piernas).
No es raro que estas lesiones se produzcan por imprudencias o conductas de riesgo. Por eso, la mejor prevención es la vigilancia de los niños y enseñarles a que respeten unas reglas fundamentales de seguridad.
En la piscina…
- Nunca introducirse en ella cuando esté cerrada o sin la vigilancia del socorrista.
- No correr ni empujarse junto al bordillo. Los resbalones pueden ser muy peligrosos.
- Jamás tirar de las rejillas que cubren los desagües, puesto que pueden succionar con fuerza el cuerpo de un niño.
En el mar…
- Las condiciones meteorológicas pueden cambiar con rapidez. Prestad atención al color de la bandera y a los mensajes de los servicios de Protección Civil.
- Pide a los niños que jueguen y naden siempre cerca de la orilla, donde hagan pie.
- Los hinchables no deben utilizarse si no se hace pie, ya que las corrientes marinas pueden arrastrarlos hacia dentro sin darnos tiempo a reaccionar.
En ríos, lagos y pantanos…
- También puede haber corrientes internas y plantas acuáticas, así como rocas o troncos que pueden ser peligrosos.
- No tirarse de cabeza si desconocemos qué hay en el fondo y la profundidad.
Si pese a todo sucede algún accidente…
Los primeros momentos que siguen a un accidente son fundamentales para la recuperación de la persona accidentada, e incluso para salvar su vida. Por eso, SIEMPRE debemos seguir la conducta P.A.S.: Proteger / avisar / socorrer.
Las normas básicas
- Elegir siempre lugares seguros para bañarse.
- En el agua, los niños deben estar siempre acompañados por un adulto o bajo su vigilancia próxima.
- Si no saben nadar, que usen un chaleco salvavidas, y siempre al practicar cualquier deporte acuático.
- Si se van a tirar de cabeza, deben conocer antes la profundidad y comprobar que no hay obstáculos peligrosos.
- Si han estado mucho tiempo al sol, deben entrar en el agua lentamente, nunca de cabeza.
- Deben esperar dos horas después de la comida para evitar cortes de digestión.
Lleva a tus hijos piscinas y playas con vigilancia. Pero recuerda: la responsabilidad de evitar cualquier percance es tuya.
¡Como peces en el agua!
Los bebés pueden ahogarse incluso en pocos centímetros de profundidad. Muchos casos de ahogamiento de bebés se producen en cuestión de segundos, en un descuido del adulto al ir a atender el teléfono o al abrir la puerta. Por tanto, no dejes en ningún momento solo en la bañera o en una piscina a un bebé o un niño de corta edad. Una manera de reducir los peligros a los que se exponen los pequeños en el medio acuático es enseñarles lo antes posible a nadar o, al menos, a desenvolverse en el agua solos. Gracias a los cursillos de natación, incluso los bebés de pocos meses son capaces de aprender a flotar en el agua en un par de semanas. Por su seguridad y para que puedan disfrutar más de los juegos en el agua, es bueno animarles a aprender a nadar en cualquier momento, tengan la edad que tengan.
Fuente: “Disfruta del agua y evita los riesgos. Guía para las familias”. Folleto informativo editado por el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad, en colaboración con Cruz Roja Española.