Mascarillas faciales: Las 'reinas' de tu rutina de belleza

Desde las más antiguas, a base de miel y leche de cabra, a las de última generación, las mascarillas son el tratamiento estrella de la belleza femenina. Y no paran de ganar adeptas. Hay más de una para cada tipo de piel. Te ayudamos a elegir la tuya.

Las mascarillas no han abandonado jamás el armario de los cosméticos desde que surgieron las primeras recetas en la antigüedad, cuando se mezclaban ingredientes naturales como flor de harina, miel, leche, cera de abejas, arcilla, jugos de frutas o extractos de plantas para proporcionar y realzar la belleza. Este tipo de cuidados son un éxito seguro, pues al ser tratamientos formulados con sustancias presentes de una forma mucho más concentrada que en un cosmético normal, su acción es más concreta y los resultados, claramente visibles tras una sola aplicación. No importa que la mascarilla brille o que se extienda peor que una crema, lo esencial es que incluya altas concentraciones de principios activos.

Según los últimos datos de la consultora mundial para el sector de salud IMS Health, las ventas de mascarillas faciales aumentaron en 2016 algo más de un 20 por ciento respecto al año anterior tan solo en el canal farmacéutico. Además, las compañías coreanas, que están a la cabeza de la industria cosmética en la experimentación con nuevos ingredientes, despacha al año 10 millones de unidades de mascarillas, y en nuestro país las ventas no dejan de crecer. ¿Qué está ocurriendo? Una vez más, las redes sociales son las responsables de este éxito, ya que han divulgado la tendencia del multimasking, una nueva moda que arrasa entre las blogueras y las consumidoras. Según los especialistas de las perfumerías Douglas, el multimasking «es una técnica que se basa en aplicar por el rostro diferentes mascarillas faciales de acuerdo a las necesidades concretas de cada zona, para así extraer los máximos beneficios de cada una de ellas y alcanzar los resultados deseados». Y todo en un solo ritual de belleza que puede durar desde cinco hasta 20 minutos.

Manual de uso

Antes de decidirnos por utilizar una mascarilla de belleza, es importante seguir unos pasos previos con el fin de que estos tratamientos cumplan su cometido. Myriam Yébenes, Directora del Instituto de Belleza Maribel Yébenes, nos propone los siguientes consejos.

  • Es fundamental partir de un cutis limpio. Para ello es imprescindible utilizar una leche limpiadora de calidad.

  • A continuación aplica un tónico para facilitar la penetración de los siguientes tratamientos y regular el Ph de tu piel, un paso básico para mantenerla sana.

  • Siempre es mejor (pero no imprescindible) realizar previamente una exfoliación en el rostro, el cuello y el escote. Escoge el peeling más adecuado a tu tipo de piel: mecánicos (de arrastre) para las pieles mixtas o grasas y con Alfa Hidroxiácidos o enzimáticos para los cutis secos y sensibles.

  • Ahora ya tienes la piel lista para recibir la mascarilla. Aplícala sobre la piel limpia y seca, mejor si lo haces con un pincel, y adopta una postura de reposo durante el tiempo indicado. Después aclárala con agua tibia.

Pero, ¿qué mascarilla elegir entre la enorme cantidad que se comercializa en el mercado? Con el boom de estos tratamientos podemos decir que existe una para cada necesidad. Y el tiempo que debemos mantenerla puesta sobre el rostro varía dependiendo del fabricante o de los ingredientes con los que vayamos a elaborarla.

Una mascarilla para cada zona y necesidad

Limpiadoras, purificantes, hidratantes, iluminadoras, despigmentantes, nutritivas, antiarrugas, reafirmantes… Hay mascarillas para cubrir cada objetivo. Según el uso para el que se adquieran incluirán unos principios activos u otros. Por ejemplo, para las pieles grasas se formulan con arcilla, azufre o caolín y para hidratar, con ácido hialurónico de bajo peso molecular y otros activos superhidratantes.

  • Antiedad. Se deben aplicar, sobre todo, en las zonas más propensas a la aparición de las líneas de expresión, es decir, el contorno de ojos y labios, el surco nasogeniano y la frente. Con ello conseguirás reducir las arrugas y dar a la piel un aspecto revitalizado. Tienen un gran poder emoliente y entre sus principios activos encontramos colágeno, elastina lanolina, aceites vegetales (oliva, palma o almendras dulces), manteca de cacao...

  • Contra las impurezas. La conocida como zona T (que engloba la parte superior de las cejas, la nariz y la barbilla) es la parte del rostro más propensa a tener los poros abiertos, granitos y puntos negros. Una mascarilla purificadora, como puede ser la de barro o arcilla, te ayudará a eliminarlos gracias a las propiedades limpiadoras y desinfectantes de sus ingredientes naturales. También pueden contener en su formulación otros principios activos como el óxido de zinc.

  • Hidratantes.  Aunque estas zonas varían en cada rostro, las áreas en las que más suelen apreciarse rasgos de deshidratación son los pómulos, la frente y la barbilla. Una mascarilla enriquecedora ayudará a retener la humedad, favoreciendo un aspecto saludable y retrasando el proceso natural de envejecimiento de la piel. Además del ácido hialurónico del que ya hemos hablado (que tiene una gran capacidad para retener el agua), este tipo de mascarillas pueden contener también otros principios activos como los polialcoholes (glicerina, propilenglicol, sorbitol), ceras, aceites...

  • Para iluminar el rostro. No hay nada mejor que el cutis de un rostro descansado y relajado del que parece que emana luz natural. Una de las zonas que más acusan la fatiga, la falta de sueño y el exceso de trabajo es el contorno inferior de los ojos en forma de ojeras e inflamación. ¿La solución? Una mascarilla específica relajante y refrescante que descongestione el área.

  • Para un aspecto saludable. Las mejillas son una de las zonas que más reflejan la salud del rostro. Conseguir que se mantengan suaves y jugosas es más fácil con una mascarilla que se adapte a las necesidades de esta región facial.

Arrasa el "multimasking": Aplicar en el rostro diferentes mascarillas según las necesidades de cada zona

Fórmulas personalizadas

Las mascarillas caseras deben responder a las necesidades de tu tipo de piel. En todos los casos es importante hidratar, nutrir y tonificar; pero la intensidad de estas acciones dependerá de las características y sensibilidad de tu cutis.

  • Para pieles secas. De aguacate y aceite de almendras. Utiliza medio aguacate maduro, tritúralo con un tenedor y agrega dos cucharaditas de aceite de almendras. Puedes sustituir el aceite de almendras por aceite de bebé, pues es un excelente hidratante no oclusivo. Aplícala por toda la cara y déjala actuar durante 20 minutos. Retírala con agua tibia.

  • Para piel grasa. De yogur y vinagre de sidra de manzana. Combina dos cucharadas de yogur natural con un cuarto de cucharadita de vinagre de sidra de manzana. Aplícala sobre el rostro y deja actuar de 20 a 30 minutos. Lava con agua tibia y termina con un poco de agua fría.

  • Para piel cansada. De avena. A media taza de agua caliente (no hirviendo) agrega 1/3 de taza de avena en hojuelas. Deja reposar y añade dos cucharadas de yogur natural sin azúcar, dos de miel y una clara de huevo. Mezcla y aplica sobre la cara. Déjala durante 15 minutos y retira con agua fría.

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