Tener un cutis resplandeciente es, además de una cuestión genética, el resultado de horas y horas de cuidados intensivos. ¿Conoces los tres pasos básicos para lucir un rostro siempre perfecto? Te los contamos.

El cuidado diario de la piel es algo que toda mujer conoce. Pero, ¿sabes realizarlo de forma correcta? Porque el ritual no es el mismo a los 20 años que a los 40, ni es similar si tienes una dermis seca o un cutis con tendencia al acné. Y, además, entre tantos productos como lanza el mercado cada temporada, también es difícil saber cuáles son realmente necesarios en el tocador.

Lo que sí es seguro es que, además de tu estado de salud, tu piel refleja las horas de sueño y los cuidados que le has proporcionado en el pasado. Y esos cuidados pasan por seguir a rajatabla, y desde la juventud, unas rutinas específicas para tu tipo de piel que cubran todas sus necesidades nutricionales.

Lo primero que debe tener en cuenta es que esos cuidados no siempre son los mismos y deben atender siempre a variables como la edad, el estado de la piel (si tienes acné o manchas) y tu tipo de piel (seca, mixta o grasa). Respecto a la edad, no solo debes fijarte en los años que refleja tu DNI; también debes tener en cuenta en qué periodo de la vida en el que te encuentras, porque el embarazo y la menopausia marcan unas necesidades especiales. Y el tiempo que pasas al aire libre y el número de horas de sol que hayas tomado en el pasado también deben influir en la rutina de belleza que empleas cada día.

Una vez que tengas controladas las principales variables (edad, estado y tipo de piel, y necesidades especiales), debes afrontar el último paso: analizar si cumples bien con nuestro ritual en tres pasos para que tu rutina de belleza sea efectiva y perfecta. 

1. Limpieza

Retira con una leche limpiadora o con un aceite especial los restos de maquillaje. Después, elimina los restos de leche limpiadora con una solución jabonosa o un agua micelar. Aunque muchas mujeres suelen saltarse este paso, es conveniente _limpiar el limpiador_ para dejar la piel perfecta y que los siguientes pasos de proceso sean efectivos.

Si tienes...  

  • Piel grasa: Utiliza leches limpiadoras un poco astringentes o jabón natural con PH neutro, y termina aplicándote una solución jabonosa con la ayuda de una esponjita.

  • Piel mixta: Usa leche desmaquillante y termina con agua micelar o un jabón syndet (sin detergente).

  • Piel seca: Limpia el rostro con aceites específicos y termina aplicándote con un algodón tónico suave.

No olvides... Haz la limpieza siempre la noche y por la mañana. Así los poros estarán limpios y cerrados y tu piel receptiva a los tratamientos.

2. Exfoliación

Los peelings ayudan a la piel a desprenderse de las células muertas que provocan su aspecto apagado. Pero debes recordar que la exfoliación no es un ritual diario, que su periodicidad depende del tipo de piel y que realizarlo en exceso es contraproducente. Los exfoliantes trabajan la piel por acción física o química.

Entre los primeros están los scrub (con microesferas) y los gommage (geles líquidos que se pegan a la piel y, una vez secos, se desprenden). Los segundos consisten en enzimas que penetran en las capas inferiores de la piel y hacen que las células se desprendan.

Si tienes…

  • Piel grasa: Debes realizarla una o dos veces a la semana y puede ser del tipo que prefieras: físico o químico. Si tienes tendencia al acné, opta por las preparaciones en gel para evitar la grasa.

  • Piel mixta: No dejes de realizarla una vez por semana.

  • Piel seca: No debes realizarla más de una vez cada quince días con un scrub con base emoliente.

No olvides… Aplica el producto en círculos por el rostro y el cuello, incidiendo en nariz y barbilla. Cuando haya pasado el tiempo preciso, retíralo con agua.

3. Hidratación

Usa una crema hidratante con protección solar incluso en invierno. Y si durante el día notas la piel seca o tirante, eso significa que los agentes hidratantes de la que usas se han quedado cortos y que es mejor que busques otra más nutritiva.

Si tienes…

  • Piel grasa: Busca menor proporción de aceite directamente, oil free. Por la noche opta por un fluido en muy poca cantidad.

  • Piel mixta: La crema debe tener base con más agentes hidratantes, pero por la noche elige una más ligera.

  • Piel seca: Busca la que contenga más componentes nutritivos específicos y añade algunas gotas de aceite si se te queda corta. Por la noche puedes optar directamente por un aceite vegetal puro.

No olvides… Es mejor que apliques poca cantidad en varios puntos del rostro –mejillas, mentón y frente– y añadas, si fuera necesario, un poco más después.

Embarazo y menopausia

El sol es el principal enemigo en ambas etapas, pues las alteraciones hormonales pueden favorecer la híperpigmentación. Es recomendable también usar limpiadoras suaves sin ácidos y evitar los peelings químicos o muy agresivos, pues debilitan la capa de protección natural de la dermis. Usa siempre una crema con factor de protección, además de la hidratante diaria, y no te expongas al sol las horas centrales del día.

Complementa tus cuidados

Hay productos específicos que pueden completar –no sustituir– estos tres rituales básicos. Son productos que aportan un plus de hidratación o nutrición. Por ejemplo, tratamientos especiales para el cuidado de ojos , labios o cuello. También hay sustancias, que se incluyen en las cremas para enriquecerlas y aportar un plus, como la vitamina C, el ácido hialurónico y el colágeno.

Tu edad, tu tipo de piel y su estado actual condicionan los rituales de belleza que debes seguir

 

 

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