Corazón de mujer: Aprende a cuidarlo a cualquier edad

Entender qué cambios supone la menopausia para tu corazón, cuáles son las señales que te avisan de que algo no va bien y cómo anticiparte a que aparezcan es esencial para protegerte de las enfermedades cardiovasculares.


Durante su vida reproductiva, la mujer está “bendecida” por la naturaleza. A diferencia del hombre, durante los años en que su cuerpo es capaz de tener hijos, el corazón femenino goza de diversos factores biológicos que lo protegen como un escudo de las enfermedades cardiovasculares:

  • Las hormonas femeninas (estrógenos) tienen un efecto dilatador de los vasos sanguíneos, previenen la formación de depósitos de calcio en las paredes de las arterias y reducen los niveles de lipoproteína A, todo lo cual reduce las posibilidades de sufrir infartos de miocardio y otros trastornos del sistema cardiocirculatorio.

  • En cada embarazo, la anatomía y fisiología del corazón de la mujer experimenta importantes cambios, que son muy parecidos a los que consiguen los deportistas gracias al entrenamiento. La gran exigencia física que supone la gestación, por el aumento del volumen de sangre en el organismo y el sobreesfuerzo que supone dar vida a dos corazones (o a más, si se trata de un embarazo múltiple), es un auténtico “entrenamiento” del corazón de la mujer que lo prepara para poder resistir situaciones de elevado estrés miocárdico.

Con la menopausia, generalmente en torno a los cincuenta años, la producción de estrógenos cesa, con lo que las mujeres dejan de disponer de esa protección natural que les proporcionaban las hormonas. Otro evidente “efecto colateral” de dejar de tener la menstruación es que el cuerpo de la mujer va acumulando grasa en el abdomen, como sucede en el varón, lo cual eleva su riesgo de desarrollar enfermedades directamente asociadas a un mayor riesgo cardiovascular – diabetes, hígado graso...–, así como ciertos tipos de cáncer.

Las primeras del ranking

En nuestros días, no es precisamente el cáncer la principal causa de muerte entre la población femenina, sino que, son las enfermedades cardiovasculares las que ocupan los primeros puestos del ranking. Entre los distintos tipos de enfermedades del corazón, la más común es la enfermedad arterial coronaria o aterosclerosis, que consiste en el endurecimiento y estrechamiento de las arterias coronarias –vasos sanguíneos que suministran sangre al corazón– debido a la acumulación de placas de colesterol en ellas.

Si se desprende una mínima porción de estas placas, puede viajar por la sangre, originar un coágulo y terminar taponando el flujo sanguíneo de algún vaso distante, por ejemplo, las arterias del corazón. Al no llegar suficiente sangre al músculo cardiaco (miocardio), parte de su tejido se necrosa; es decir, muere de forma irreversible. Es lo que se denomina infarto agudo de miocardio. Si ocurriera lo mismo en un vaso sanguíneo del cerebro, la consecuencia es un ictus o infarto cerebral.

No llegues tarde

Según la Fundación del Corazón, de la Sociedad Española de Cardiología, aunque el infarto produce el doble de muertes en el hombre que en la mujer, un 55% de las mujeres fallece tras el primer infarto, y dos de cada tres mujeres que superan un infarto no logran una recuperación completa.

Pero, ¿cuál es el motivo de que las féminas se enfrenten a tan mal pronóstico cuando enferman del corazón? Seguramente, el principal motivo es que las mujeres empiezan demasiado tarde a ocuparse en serio de su salud cardiovascular y, por lo general, acuden al médico cuando tienen varios factores de riesgo y su corazón ya soporta daños importantes.

Es un gran error quitarle peso a las señales que da el corazón de que algo no va bien. Son muchas las mujeres que creen erróneamente que los infartos son “cosa de hombres y de personas mayores”, y achacan los “extraños” síntomas que padecen a diario al estrés o al cansancio, sin sospechar que, en realidad, estas molestias, que cada vez van a más, están avisando de que una parte de su corazón se está quedando poco a poco sin riego, con el consiguiente riesgo de que se produzca un peligroso infarto.

Dar por hecho que estas molestias se deben a cualquier causa “sin importancia” enmascara con demasiada frecuencia el problema cardiovascular, y cuando la mujer llega al hospital, el daño que sufre está muy avanzado.

No le restes importancia a cualquier síntoma sospechoso. Puede ser necesario que te hagas pruebas para salir de dudas.

En manos del médico

En el infradiagnóstico de la enfermedad cardiovascular en las mujeres, los médicos tienen también buena parte de la responsabilidad, todo hay que decirlo. Un estudio estadounidense realizado en 2008 mostraba que cuando un hombre y una mujer con los mismos síntomas acuden al médico de Atención Primaria con síntomas de problemas cardiacos, si la mujer explica que está en un momento de mucho estrés en su vida, el médico los achaca erróneamente a esa causa. En cambio, no ocurre así en el hombre, cuyos síntomas suelen ser interpretados correctamente por el médico, incluso aunque el paciente esté en un momento de mucho estrés en su vida.

Es cierto que parece que en los últimos años son cada vez más los médicos que, siendo conscientes de que un posible trastorno cardiovascular no siempre da la cara con claridad, no dudan en hacer las pruebas y chequeos necesarios a las mujeres que presentan síntomas o varios factores de riesgo, puesto que las herramientas diagnósticas a nuestro alcance hoy en día son muchas y variadas. No obstante, aún queda mucho camino hasta conseguir que se preste a los problemas cardiovasculates de la mujer la atención que se merecen.

Cambio positivo

Aunque asociamos la idea de infarto a un “ataque” que nos pilla por sorpresa en el momento más insospechado, lo normal es que el infarto de miocardio no suceda de forma repentina, sino que se desarrolle lentamente con el transcurso del tiempo. Sobre todo a partir de la menopausia, ser capaces de reaccionar con tiempo suficiente como para poder evitar que los posibles riesgos vayan a más es clave para gozar de una mejor salud cardiovascular durante más años.

Todas las mujeres deben ser conscientes de que muchos fallecimientos que se producen en tantas mujeres postmenopáusicas pueden evitarse. Estás a tiempo, dale a tu vida un cambio en positivo, ¡YA!

¡Libérate de la ropa demasiado ajustada!

La Fundación Española del Corazón advierte que la ropa excesivamente ceñida puede contribuir a las enfermedades cardiovasculares.

  • Las fajas, medias, pantalones y faldas demasiado ajustadas, aunque estén confeccionadas con materiales textiles elásticos, dificultan la circulación sanguínea y favorecen la aparición de trombos e infartos.
  • La celulitis y depósitos de grasa localizada, sobre todo en las piernas, también tiene mucho que ver con la presión con la que las “embutimos” en prendas excesivamente ajustadas. 


En especial si tienes que pasar mucho tiempo de pie o sentada, así como para hacer ejercicio, las prendas más holgadas permitirán que tu circulación sea fluida. Notarás incluso menos cansancio, entumecimiento y dolor de piernas al final de la jornada.

Infarto femenino: señales diferentes

Es necesario que recuerdes cuáles pueden ser las señales de un infarto, y tener en cuenta que en la mujer pueden ser distintas que en los hombres. Si bien el dolor en el pecho o en el brazo izquierdo pueden ser síntomas claros de un ataque al corazón, las mujeres también pueden sentir otras molestias más inespecíficas, como:

  • Mucho cansancio sin causa aparente.
  • Falta de aire.
  • Aumento de la sudoración.
  • Dolor de cuello, de espalda, de hombros o de mandíbula.
  • Mareos, malestar en el abdomen y/o vómitos.


Ahora ya lo sabes, comparte esta  información con tus familiares y amigas, para que cada vez más mujeres sean conscientes de que el infarto de corazón puede dar señales de alerta insospechadas a las que hay que prestar mucha atención.

Muchos ictus, trombosis e infartos de miocardio pueden evitarse si desterramos los hábitos tóxicos, nos alimentamos mejor y hacemos ejercicio.

 

 

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