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Dormir es una actividad absolutamente necesaria para todos los seres humanos, porque sólo mientras dormimos nuestro organismo lleva a cabo funciones fisiológicas imprescindibles. Pero la necesidad de sueño cambia en cada persona, y en ello influye de manera determinante la edad: los bebés recién nacidos necesitan dormir de hasta diecisiete horas diarias, mientras que al llegar a mayores, muchas personas tienen suficiente con un puñado de horas.
Sueño "de calidad"
En el caso de las personas mayores, existe la creencia generalizada de que la aparición de trastornos que impiden un descanso satisfactorio es normal y que forma parte del envejecimiento y, por este motivo, en muchas ocasiones es infratratado o incluso ignorado, tal y como advierte la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG).
Según explica el doctor Pedro González Gil, geriatra miembro de la SEGG, “las personas mayores no duermen menos, sino que duermen distinto”. Con el paso de los años es normal dormir menos horas y que el ciclo del sueño sea más breve y menos profundo, por lo cual muchas personas mayores tienen la sensación de “no dormir”. El problema se agrava si se duermen “cabezadas largas” o siestas prolongadas después de comer, porque de este modo se altera el ciclo natural del descanso y la calidad del sueño, como es de esperar, se resiente.
¿Qué nos impide descansar?
Los trastornos del sueño que suelen aparecer a partir de los 65 años son el insomnio –a menudo, como consecuencia de la toma de medicación–, la apnea obstructiva del sueño –con frecuencia, ligada al sobrepeso o la obesidad– y el síndrome de piernas inquietas –asociado a problemas circulatorios y del sistema nervioso–.
En España, se estima que el 32% de los mayores presenta alteraciones del sueño, el 37% tiene problemas para conciliar el sueño, un 29% se despierta durante la noche y hasta un 19% se queja de despertar temprano. Estos trastornos, a su vez, pueden dar lugar o agravar complicaciones que están sin tratar, como hipertensión, depresión, reflujo gastroesofágico, enfermedades cardiovasculares.
Las preocupaciones por los cambios de hábitos de vida relacionados con la jubilación también pueden alterar sensiblemente el ciclo de sueño de los mayores, por lo que los especialistas insisten en mantener unas rutinas y horarios de sueño especialmente en estas edades.
Siestas largas y apnea del sueño van de la mano
Media hora de siesta después de comer puede ser reparadora, pero tener la necesidad de dormir más de ese tiempo todos los días para poder continuar el ritmo el resto del día puede ser síntoma de una enfermedad seria: la apnea del sueño.
Las personas que durante el sueño nocturno sufren apneas (cortos periodos en los que se asfixia y se despierta unos instantes) descansan peor aunque no se enteran, y la cabezada de después de comer es su manera de reponerse.
10 consejos para descansar como un bebé
- Acuéstate y levántate siempre a la misma hora, incluso los fines de semana y durante las vacaciones.
- Deja de dar vueltas en la cama. Si pasados 30 minutos desde que te acostaste no puedes dormir, levántate, vete a otra habitación y realiza alguna actividad tranquila, como leer, pero no mires la televisión. Cuando vuelvas a tener sueño, regresa al dormitorio.
- Tómate un vaso de leche templada antes de irte a dormir. Contiene triptófano, una sustancia relajante natural. Sólo si te apetece y si es compatible con tus medicamentos.
- Olvídate de la siesta. Los días en que realmente la necesites, no duermas más de media hora.
- Evita las bebidas con cafeína y teína. Son sustancias estimulantes. Limita el consumo de líquidos en general por la tarde, sobre todo si te sueles levantar a menudo para orinar.
- Algunos medicamentos pueden afectar al sueño. Si te cuesta dormir por este motivo, díselo a tu médico por si es posible que cambies de tratamiento.
- El alcohol y el tabaco perjudican el sueño. Se debe evitar su consumo varias horas antes de dormir.
- Haz ejercicio en la medida de tus posibilidades. Camina durante al menos una hora al día, preferiblemente por la tarde, pero al menos tres horas antes de irte a dormir.
- No intentes dormir más horas de las necesitas. Aunque la media recomendada es de ocho horas, quizá para ti sea suficiente con descansar cinco, seis o siete horas.
- Consulta a tu médico de familia o a tu geriatra. Si a diario te cuesta conciliar el sueño y el cansancio te obliga a dar “cabezadas” con frecuencia durante el día. TU PROBLEMA TIENE SOLUCIÓN con un buen tratamiento o con un cambio de hábitos de vida.