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Hablamos de anemia cuando la cantidad de glóbulos rojos es menor de lo normal o cuando la concentración de hemoglobina en sangre es baja.
La anemia ferropénica es la producida por la deficiencia de hierro en la dieta, y en las personas mayores suele deberse a:
- Una dieta desequilibrada que no aporta la cantidad suficiente de vitaminas y hierro, muchas veces asociada a dificultades para comer con normalidad por un mal estado de la dentadura.
Tengamos en cuenta que para que se produzcan cantidades normales de glóbulos rojos y de hemoglobina, son imprescindibles distintos nutrientes, fundamentalmente hierro, pero también otros minerales como zinc, cobre y magnesio, así como vitaminas A, C, B6, B12 y ácido fólico. Asimismo, es absolutamente imprescindible la ingestión adecuada de proteínas. - Pérdida de sangre ligada a gastritis o úlceras gástricas –que pueden ser ocasionada por la bacteria Helicobapter Pylori– o a tumores en intestino grueso. Por este motivo, es fundamental hacerse los chequeos rutinarios prescriptivos y no demorarse en hacerse pruebas diagnósticas clave cuando sea necesario, como una colonoscopia, para detectar a tiempo cualquier riesgo. Por otra parte, incluso acudir al dentista de manera regular puede ayudar a prevenir una anemia, ya que un sangrado constante de las encías puede desencadenar una anemia crónica.
Toma más hierro
Para prevenir y combatir la anemia ferropénica, no puede faltar una buena dosis de hierro en la alimentación diaria. Es importante saber que este nutriente fundamental se presenta de dos formas:
- Hierro hemo: Abunda en carnes rojas, pescados, vísceras y algunos moluscos (almejas, ostras, mejillones). El organismo lo absorbe fácilmente.
- Hierro no hemo: Es un componente muy abundante en las legumbres (garbanzos, lentejas), frutos secos y vegetales de hoja verde. Como su absorción por parte de nuestro organismo sólo alcanza el 10%, es recomendable consumir a la vez alimentos ricos en vitamina C (frutas y verduras frescas), que nos ayudan aprovecharlo mejor.
Determinadas sustancias disminuyen la captación del hierro no hemo, como los taninos del café, el té y el vino tinto, el vinagre y la fibra, al igual que algunos fármacos como los antiácidos (alivian los problemas de estómago, pero perjudican la absorción del hierro).
Para aprovechar mejor el hierro de los alimentos
- Aumentar el consumo de alimentos ricos en hierro, como carnes y pescados.
- Aumentar el consumo de alimentos ricos en vitamina C, y tomarlos con los alimentos ricos en hierro: por ejemplo, tomar un filete de carne junto a ensalada, y de postre una naranja, o lentejas con verduras y luego fruta.
- Separar la ingesta de productos lácteos de las comidas principales que aporten hierro: no tomar leche después de comer, sino en la merienda.
- Evitar el consumo de café y té con las comidas (recordar que contienen taninos, que dificultan la absorción de hierro).
- Evitar el consumo excesivo de fibra.
- Aumentar el consumo de alimentos enriquecidos en hierro (cereales, leche…).
- Aunque las vísceras son buena fuente de hierro, no conviene abusar de su consumo.
Una alimentación variada y rica en todo tipo de nutrientes nos ayuda a disfrutar de una salud “de hierro” también cuando llegamos a mayores.