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Actualmente en nuestro país circulan más de dos millones de conductores mayores de 65 años. El 94% de los que tienen entre 65 y 74 años declara seguir conduciendo habitualmente. Teniendo en cuenta la tendencia demográfica actual, esta cifra sufrirá un aumento notorio en las próximas décadas. Ante esta situación, surge la reflexión sobre si es conveniente, tanto para ellos como para el resto de conductores, que personas de edad avanzada se mantengan al volante y si hay que poner límite de edad a la conducción.
Ante estas preguntas, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) lo tiene claro: los mayores pueden seguir conduciendo siempre que sus capacidades se lo permitan. Los geriatras defienden que las personas mayores sean lo más autónomas e independientes posible en todos los aspectos de la vida, pero siempre de una forma segura para ellos y para los demás. Por eso, recomiendan que se realice una valoración médica de las posibilidades de conducción en los mayores para identificar a los conductores de riesgo.
Los años no perdonan
En opinión del doctor Jesús Minaya, médico especialista en geriatría y representante de la SEGG en la Comisión Profesional de Sociedades Sanitarias para la Prevención de Lesiones por Accidentes de Tráfico, “existen cambios fisiológicos propios del envejecimiento que pueden influir negativamente en la capacidad para conducir, como son las alteraciones visuales (disminución de la agudeza visual, reducción del campo visual, pérdida en la discriminación del contraste y color, incremento de deslumbramientos); las alteraciones auditivas (presbiacusia) y la disminución de la fuerza motora y el aumento del tiempo de reacción”.
A estos cambios se suman ciertos estados patológicos, que son más frecuentes en edades avanzadas:
- Patologías visuales: cataratas, glaucoma, alteraciones retinianas.
- Patologías auditivas: hipoacusias (baja audición), vértigos.
- Enfermedades cardiovasculares: insuficiencia cardiaca, cardiopatía isquémica, arritmias…
- Endocrinológicas: diabetes mellitus, alteraciones tiroideas.
- Trastornos neurológicos: deterioro cognitivo/demencias, enfermedad cerebrovascular, epilepsia, enfermedad de Parkinson, neuropatías…
- Trastornos neuropsicológicos: depresión, ansiedad.
- Alteraciones del sueño: síndrome de apnea del sueño.
- Patología reumatológica: artritis, artrosis…
Por otro lado, el consumo de fármacos puede afectar también la capacidad de conducir. Según el doctor Minaya, “a mayor número de patologías crónicas y/o consumo de distintos fármacos, mayor probabilidad de accidentes”.
Problema principal: Exceso de confianza
En general, los conductores mayores no practican conductas de riesgo o agresivas, son prudentes y tienen bajos índices de siniestralidad, como demuestra el hecho de que las mutuas y aseguradoras no les penalicen por ser mayores. No obstante, en muchos casos el problema principal es el de exceso de confianza: creen que su experiencia puede compensar los efectos de la edad.
¿Cuándo dejar de conducir?
- Si tienes dificultad para aparcar.
- Si sufres frecuentes accidentes leves o de “chapa”.
- Si invades con frecuencia el carril contrario.
- Si los peatones y vehículos aparece “de pronto”.
- Si empiezas a pensar que ya no conduces bien.
- Si tus familiares y amigos no quieren ir contigo en el coche.
- Si las luces de los faros te molestan.
- Si la medicación que tomas te hace sentir mareo o demasiado sueño.
Si eres conductor mayor de 65 años, acude a revisiones médicas periódicas, sobre todo de vista y oído, y pregunta a tu médico por los efectos secundarios de los medicamentos que te receten.