El virus de la gripe nos visita todos los años sin excepción, y tenemos que estar bien preparados con antelación suficiente para hacerle frente. El mejor escudo del que disponemos es la vacuna antigripal. En estas páginas te contamos si por tus condiciones de salud tienes que ponértela tú o alguien de tu familia.

Como cada año, este otoño vuelve la temporada de vacunación contra la gripe. La campaña se extenderá desde finales de septiembre hasta octubre.

Esta enfermedad de tipo vírico produce fiebre alta, malestar general y síntomas respiratorios. Generalmente se cura sola sin mayores problemas, pero en ancianos o personas con enfermedades crónicas y salud delicada puede producir complicaciones serias. Es importante que estas personas se pongan cada año la vacuna antigripal, ya que, aunque la epidemia de la gripe nos visita todos los inviernos, cada año está producida por virus diferentes y no sirve la vacuna del año anterior. Poniéndosela en estas fechas, estas personas le dan tiempo suficiente a su organismo a crear defensas suficientes contra el virus de la gripe que está en circulación en el momento en que la epidemia esté más difundida entre la población, lo que suele ocurrir durante los meses centrales del invierno. 

Es importante tener claro que la vacuna antigripal no protege contra el resfriado común, que es una enfermedad diferente y provocada por una enorme cantidad de virus distintos.

¿Quiénes tienen que vacunarse?

  • Todas las personas de 65 o más años de edad.

  • Todas las personas menores de 65 años que tengan:

  • Enfermedades respiratorias crónicas: EPOC, enfisema o bronquitis crónica o asma con medicación diaria.
    • Diabetes.
    • Enfermedades de corazón.
    • Enfermedad crónica de hígado o riñón.
    • Personas con otras enfermedades crónicas importantes.
    • Circunstancias o enfermedades que debiliten el sistema inmunitario: cáncer, trasplantados, uso de corticoides orales…

  • Los niños tratados con aspirina de manera continua o con deficiencias de hemoglobina.

  • Las mujeres embarazadas, una vez pasado el primer trimestre de la gestación.

  • Personas no incluidas en los anteriores grupos, pero que puedan trasmitir la gripe a personas de riesgo: trabajadores sanitarios, de residencias, servicios domiciliarios, penitenciarios, etc.

  • Trabajadores de granjas agrícolas, puesto que las aves propagan con facilidad el virus de la gripe.

Un escudo antivirus

Tras la vacunación, la mayoría de los niños y adultos jóvenes desarrollan anticuerpos que protegen contra la infección por virus como los incluidos en la vacuna. Los ancianos y las personas con enfermedades crónicas pueden desarrollar menos defensas, por lo que pueden permanecer susceptibles a contraer infecciones de las vías respiratorias superiores (amigdalitis, faringitis, laringitis). Sin embargo, incluso entre estas personas, especialmente entre los mayores, la vacuna puede ser eficaz a la hora de prevenir las complicaciones típicas de la gripe –enfermedad cardiaca o cerebrovascular y neumonía–, por lo que se reduce el riesgo de hospitalización y, en casos extremos, de fallecimiento por estas causas.

Si estás embarazada

El embarazo puede aumentar el riesgo de complicaciones serias por la gripe, sobre todo por problemas cardiorrespiratorios. Todas las mujeres embarazadas de catorce o más semanas deberían ser vacunadas.

Si se trata de un embarazo con condiciones médicas de alto riesgo, la recomendación es que se vacunen en cualquier etapa del mismo. Los riesgos son mínimos, ya que la vacuna está inactivada y, por lo tanto, es segura. Se puede recibir incluso durante la lactancia.

Precauciones y contraindicaciones

Las personas que tienen alergia al huevo deben consultar al alergólogo. Este especialista estudiará si es posible administrarles la vacuna de la gripe con seguridad. En caso de que no sea posible, el uso de otro tipo de agentes antivirales es una opción para prevenir la gripe.

Es preferible atrasar la vacunación si se tiene fiebre o infección respiratoria aguda –con o sin fiebre– hasta que remitan los síntomas. Si la infección respiratoria es de carácter leve sí puede usarse la vacuna.

Con otras vacunas

Las vacunas inactivadas, como la de la gripe, no presentan problemas de compatibilidad con otras vacunas, sean estas inactivadas o vivas, por lo que, en caso de ser necesario, puede administrarse simultáneamente con cualquier otra vacuna.

De hecho, cuando la vacuna antineumocócica se administra simultáneamente con la vacuna antigripal, esta primera parece aumentar su efectividad.

Posibles: Efectos secundarios

Dado que la vacuna antigripal no contiene virus vivos, no puede ocasionar la gripe. Cualquier enfermedad respiratoria que aparezca inmediatamente después de ponerse la vacuna no estará relacionada con la vacunación.

No obstante, la vacuna de la gripe sí puede dar lugar a ciertos efectos secundarios.

  1. Reacción en la zona de inyección (dolor o inflamación leve), que dura menos de 48 horas. Este efecto se presenta en un 10-64% de los vacunados. Con menor frecuencia pueden ocurrir dos tipos de reacciones:

  2. Fiebre y/o malestar, dolor muscular y otros síntomas, que se inician a las seis o doce horas tras la vacunación y que pueden persistir durante uno o dos días.

  3. Reacciones alérgicas. Aparecen con muy poca frecuencia, por hipersensibilidad a algún componente de la vacuna, por lo general proteínas de huevo residuales. Los síntomas pueden ser angioedema (proceso inflamatorio de la zona profunda de la piel), o anafilaxia (reacción generalizada que afecta a varios órganos).

¿Cómo vacunarte?

  1. Pide cita en tu centro de salud: Si perteneces a cualquiera de estos grupos de riesgo, solicita cita en tu centro de salud para ponerte la vacuna. Te la administrarán gratuitamente. No tendrás que ir a comprarla a la farmacia ni será necesario que visites antes a tu médico de familia.

  2. Habla con tu enfermera: En caso de que no te encuentres entre los mencionados grupos y quieras ponerte la vacuna, solicita información en tu centro de salud, preferentemente con tu enfermera de referencia. Deberás comprar la vacuna en la farmacia (con receta médica) y acudir con ella al centro de salud.

¡Ahora duele menos!

Los “alérgicos” al dolor que producen los pinchazos ya no tienen excusa para no ponerse la vacuna de la gripe. Desde el año pasado, en lugar de por vía intramuscular, esta vacuna se administra en España por vía intradérmica (a través de la piel) mediante un sistema de microinyección con una aguja hasta diez veces más pequeña que las convencionales: tan sólo mide 1,5 milímetros.

Según los especialistas, al inyectarse en la dermis (la segunda capa de la piel) y no en el músculo, la vacuna duele menos y además genera una mayor respuesta inmunológica, especialmente entre las personas de más de 60 años.


La protección contra la gripe se adquiere aproximadamente dos semanas después de ponerse la vacuna.

 

 

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