Ahora, en pleno invierno, a veces nos cuesta trabajo levantarnos de la cama o notamos que, tras un esfuerzo que antes aguantábamos sin problemas, nos sentimos agotados sin una causa aparente. ¿Será el aviso de una enfermedad?


No es fácil responder de forma general a esta pregunta, ya que se deberán analizar diversos factores a la vez para clarificar la situación. Cuando el cansancio es persistente, hablamos genéricamente de astenia, que identificamos como una sensación de falta de energía vital, debilidad y fuerza física que nos recuerda a como luce la bombilla de una linterna cuando sus pilas están casi descargadas. Este síntoma puede ser expresión de un estado temporal de decaimiento que se puede corregir, o bien ser una señal que indica algo preocupante. Vamos a ver los factores que más frecuentemente lo provocan.

Anemia

Uno de los motivos de ese cansancio aparentemente injustificado puede concretarse en una alimentación inadecuada en la que faltan los nutrientes básicos. No es raro que las personas que siguen un régimen de adelgazamiento muy restrictivo vean que, al mismo tiempo, también flaquean su energía y su estado anímico.

Ello puede ser debido a que una dieta muy baja en calorías (menos de 1.300) puede arrastrarnos a una anemia (disminución de glóbulos rojos de la sangre) por falta de aporte de nutrientes, lo cual provoca con seguridad sensación de cansancio extremo. Las dietas ricas en grasas también pueden generar cansancio, apatía, somnolencia, a lo que contribuye su digestión más difícil.

Los alimentos ricos en hierro son importantes para la buena fabricación de los glóbulos rojos de la sangre. Este nutriente fundamental se presenta de dos formas:

  • Hierro hemo: Abunda en carnes rojas, pescados, vísceras y algunos moluscos (almejas, ostras, mejillones). El organismo lo absorbe fácilmente.

  • Hierro no hemo: Es un componente muy abundante en las legumbres (garbanzos, lentejas), frutos secos y vegetales de hoja verde. Como su absorción sólo alcanza el 10%, es recomendable consumir a la vez alimentos ricos en vitamina C (frutas y verduras frescas), que aumentan su absorción.

Hemos de tener en cuenta que determinadas sustancias disminuyen la captación del hierro no hemo, como los taninos del café, el té y el vino tinto, el vinagre y la fibra, al igual que algunos fármacos como los antiácidos (alivian los problemas de estómago, pero perjudican la absorción del hierro).

En la mujer, los ciclos menstruales pueden condicionar pérdidas de sangre que, con el paso del tiempo, conducen a una situación de anemia que se puede manifestar en forma de cansancio. Incluso un sangrado constante de las encías o del tubo digestivo puede desencadenar cansancio por anemia crónica.

Sedentarismo

¿Sabes que en ocasiones cuanto menos ejercicio físico se hace, más cansado se está? Después de una temporada en reposo absoluto, cuando se recupera una actividad física moderada, muchas veces mejoran todos los síntomas relacionados con el cansancio.

Hipotiroidismo

Otra causa oculta de cansancio –más frecuente en mujeres– puede ser un fallo metabólico por descenso de los niveles de hormona tiroidea. Por ello es importante hacer una valoración del tiroides.

Trastornos del sueño

Cuando hay dificultad para conciliar el sueño o para mantenerlo en la noche, una lógica consecuencia es la fatiga diurna. Entre los distintos trastornos que pueden intervenir está la apnea del sueño, que tiene una estrecha vinculación con la obesidad y origina una forma de cansancio.

Inestabilidad emocional

Siempre hay que ver si coincide la astenia con una situación de desánimo, mayor irritabilidad, pérdida de apetito, llanto fácil o depresión. También las situaciones estresantes en la vida diaria generan un cansancio crónico difícil de superar si no se cambian las circunstancias que provocan este escenario de tensión permanente que es tan común.

¿Por qué me canso?

Un estado de cansancio también puede asociarse a otros factores específicos que deben ser evaluados por el médico, como:

  • Los cambios estacionales por frío o calor extremo.

  • Una descompensación del azúcar en la sangre si hay diabetes.

  • La acción de fármacos prescritos para otras enfermedades (un único medicamento o la suma de varios de ellos que puede provocar somnolencia y fatiga persistentes).

Toma nota: Fibromialgia y fatiga crónica

  • La fatiga crónica y la fibromialgia son de origen desconocido y cursan con dolores osteomusculares que aparecen al menos en once de las dieciocho áreas identificadas como “puntos gatillo” del organismo, además de una astenia generalizada sin que haya una causa que lo provoque.

  • La fibromialgia puede llegar a ser invalidante, por lo que requiere un tratamiento individualizado y multidisciplinar. Afecta en España a más de 800.000 personas, la gran mayoría de ellas mujeres, que demandan ser atendidas por especialistas que se impliquen realmente en la mejora de su calidad de vida para llegar a controlar esta forma de dolor y cansancio crónico para alcanzar un grado aceptable de bienestar físico y emocional. También es importante el apoyo mutuo entre los propios enfermos, a lo que ayudan enormemente las organizaciones de afectados.

La jalea real, muy rica en aminoácidos y vitaminas, es un potente concentrado que ayuda a combatir el cansancio.

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