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Planificar un viaje con niños no es fácil, y además si el destino elegido está lejos, se suman otras pequeñas preocupaciones, como los mareos de los pequeños. Pero, ¡que no cunda el pánico!, porque estos mareos se pueden prevenir. Sólo hay que estar un poquito pendientes ellos para que sigan una serie de buenos hábitos.
Sobre todo en coche
No todos los niños se marean de manera habitual en los viajes, al igual que nos sucede a los adultos. El mareo cinético –por el movimiento– raramente afecta a los niños pequeños, pero aumenta sustancialmente a partir de los dos años de edad. Algunos pequeños son más susceptibles de marearse que otros, especialmente si son muy inquietos y les cuesta quedarse sentados durante un tiempo prolongado.
Es muy común que les ocurra en los trayectos en coche, a veces incluso a los pocos kilómetros después de haber salido de casa, pero también les puede ocurrir en el avión, en el tren, en el autobús o en el barco.
Estas indisposiciones suelen aparecer en los momentos más inoportunos y, por tanto, es mejor tenerlos previstos de antemano, puesto que de lo contrario hay riesgo de despiste para el conductor y, por consiguiente, de accidente durante el viaje.
¿Por qué nos mareamos?
Los mareos se deben a que la vista y el oído envían información confusa al cerebro: mientras permanecemos sentados en el interior de un medio de transporte, en realidad vemos y oímos que estamos en movimiento. Esta sensación produce pérdida de orientación y equilibrio acompañada de malestar general y dolor de cabeza, que muy a menudo van dando paso a las náuseas y finalmente, al vómito. Estos mareos se acentúan en determinadas circunstancias, como haber comido antes abundantemente o bebido mucho líquido o que haya olores fuertes, y aún son más habituales si el movimiento es inestable (aceleraciones y frenazos repetidos) o se tiene una situación emocional tensa durante el viaje (nerviosismo, ansiedad).
Buenas soluciones
Contra la predisposición de los niños a padecer mareos en los viajes no hay ningún remedio, puesto que se trata de una condición individual inevitable, pero junto a unos determinados hábitos, disponemos medicamentos eficaces especialmente formulados para ellos que los padres podéis darles antes de comenzar el viaje como prevención.
- Para más comodidad y aceptación por parte de los pequeños, estos medicamentos contra el mareo suelen venir en forma de caramelos o chicles.
- Podemos recurrir también a medicamentos homeopáticos, cuya presentación también es cómoda –generalmente en pequeñas píldoras o en gotas– para poderlos tomar durante el trayecto.
En todos los casos, es importante consultar previamente al pediatra para que nos indique el remedio más adecuado según la edad del niño. En ningún caso los niños deben tomar los mismos medicamentos para el mareo que tomamos los adultos, pues la dosis que estos contienen puede ser excesiva para ellos y los posibles efectos secundarios o interacciones pueden ser más agresivas.
Para tener un viaje tranquilo…
- Intenta que el niño permanezca sentado, con el cinturón de seguridad puesto. Levantarse y moverse constantemente, además de ser muy peligroso, provoca mareos con facilidad.
- Evita que el niño lea o juegue con videoconsolas portátiles o móviles en el trayecto. Si tiene tendencia a marearse, es mejor evitar también los DVD.
- Viaja sin calor. Si es necesario, baja un poco la ventanilla del coche para que nos dé un poco el fresco mientras dura el viaje.
- Evita los olores fuertes, como los ambientadores. No fumes durante el viaje.
- La forma de conducir también es importante: en lo posible, el conductor debe tomar las curvas con suavidad, sortear los baches y no dar frenazos bruscos.
- No des de comer al niño poco antes de poneros en marcha. Si tiene apetito y sed por el camino, dale alimentos secos (galletas, barritas de cereales…) y agua en pequeños sorbos. Que no tome bebidas lácteas.
"¿Cuándo llegamos?”
Es normal que los niños pequeños pierdan la paciencia en los viajes largos, pero lo que realmente debéis mantener los nervios bajo control sois los papás y mamás.
- Para disfrutar del trayecto y que los mareos no lo conviertan en una pesadilla, procura que centre su atención en algún juego en el que participéis todos: el “veo veo”, trabalenguas, adivinanzas, canciones… De este modo, si aparece el mareo, no pensar en ello hará que se les pase antes.
- Y recuerda que estirar las piernas también es importante para ellos: parad cada hora y media, aunque tardéis un poquito más, el viaje se os hará más corto y ameno.
¿Un esparadrapo en la tripa? Olvídate de remedios “mágicos”. Mejor pregunta al pediatra qué pueden tomar para no marearse.