Fimosis infantil: Una intervención sencilla soluciona el problema

La fimosis es normal en la mayoría de los recién nacidos, por lo que no debemos realizar ninguna maniobra para intentar corregirla. Ante la duda, consulta al pediatra.


En los recién nacidos y en los niños pequeños, la función más importante del pene es la de orinar. En el recién nacido es normal (fimosis fisiológica) por estar adheridos el prepucio y el glande. Ya a los tres o cuatro años de edad se podrá retraer el prepucio en un 90% de los niños aunque durante este periodo también son frecuentes las adherencias balanoprepuciales (la piel del prepucio está adherida al glande), que igualmente deben ser consideradas normales y que irán desapareciendo de forma espontánea. De hecho, más del 90% de las fimosis se resuelven sin necesidad de cirugía y aproximadamente solo un 1% de los adolescentes seguirán presentando fimosis evidente.

¿Retracción forzosa?

Las maniobras de retracción forzosa del prepucio no están indicadas en edades tempranas (antes de los tres años) ya que, además de ser dolorosas, producen pequeñas grietas que al cicatrizar pueden conducir a una fimosis secundaria. Lo que sí que se puede hacer, solo a partir de los tres años, es retraer el prepucio hasta donde se permita, sin producir molestias al niño, y observar la unión entre este y el glande.

A partir de los tres o cuatro años se puede intentar un tratamiento con una pomada de corticoides de baja o mediana concentración durante un periodo aproximado de un mes, junto con ejercicios de retracción suave del prepucio. Cuando sea efectivo, los padres deben seguir bajando el prepucio de forma regular, ya sin pomada, hasta que el niño sea capaz de hacerlo por sí mismo como medida higiénica rutinaria. Hay que evitar el uso prolongado de estas cremas, ya que se pueden provocar lesiones cutáneas.

Obsérvalo

Los pediatras recomiendan a los padres que observen si el niño micciona con normalidad. Es conveniente que el niño deje descubierto el meato al orinar, para que no lo haga a través del prepucio. 

En caso de notar que la orina sale gota a gota o mediante un chorro muy fino y muy largo, es conveniente consultar al médico para que confirme si se trata de fimosis o de alguna otra patología que requiera tratamiento.

De todos modos, debemos consultar siempre al pediatra para que nos indique como debe ser la higiene de esta delicada zona.

¿Qué es la fimosis?

La orina y el semen salen del pene a través de la uretra, que es un conducto que termina en un orificio llamado meato uretral. El extremo del pene (glande) está cubierto por el prepucio, una piel que lo protege y que puede retraerse, dejando el glande expuesto. Cuando esa piel es demasiado estrecha y no permite su retracción hablamos de fimosis, que se suele hacer evidente hacia los cuatro o cinco años de edad, cuando se aprecia claramente que el prepucio no se puede retrae con facilidad o cuando, independientemente de su edad, el niño tiene episodios de infección con inflamación, dolor o picor y salida de pus por el prepucio. Este último problema, que se llama balanopostitis o balanitis, se debe a que el prepucio se contamina con una secreción del pene llamada esmegma y que, en caso de fimosis, no se elimina con la higiene habitual. 

En muchas ocasiones, la mucosa interior del prepucio está adherida al glande, lo que debe consultarse con un cirujano infantil.

Cuando la intervención es necesaria

En los casos en los que la corrección de la fimosis requiere intervención quirúrgica a cargo de un urólogo (cincuncisión), esta consiste en recortar la piel prepucial estrecha, dejando un anillo que permita dejar el glande al descibierto con facilidad, pero intentando conservar al máximo la piel del prepucio para que la zona no esté constantemente desprotegida. Hay casos en los que esto no es posible y es necesario retirar completamente el prepucio.

Esta intervención es sencilla y rápida, y no es necesario que el niño se quede ingresado en el hospital si no hay complicaciones.

La recuperación

El postoperatorio suele ser un poco molesto para el niño durante los dos o tres primeros días. El período de recuperación suele durar en torno a una semana. Al estar el glande expuesto y en contacto con la ropa, el niño nota escozor, que se puede mitigar extendiendo un poco de vaselina sobre el glande para evitar la irritación. No suele molestar demasiado al orinar. 

Es normal que se inflame ligeramente el pene y que se forme una costra alrededor de la zona intervenida. En caso de sangrado o infección, hay que consultarlo enseguida con el médico.

Al quirófano tranquilo y sin miedo

La operación de fimosis se puede realizar con anestesia local, pero a los niños y adolescentes se les suele administrar anestesia general para evitar que se asusten y se muevan durante la intervención. De esta manera se evita que su paso por el quirófano se convierta en un pequeño trauma psicológico.

Los padres no deben temer los efectos de esta sedación, puesto que es controlada en todo momento por anestesistas pediátricos, lo cual disminuye al máximo los posibles riesgos.

La edad ideal

La fimosis puede mantenerse durante toda la vida sin causar ningún problema, pero si no se trata hay riesgo de que aparezcan problemas tras la pubertad o ya en la edad adulta, como dolor durante las relaciones sexuales, dificultad para la higiene del pene y más predisposición a padecer infecciones genitales o enfermedades de transmisión sexual.

Se suele recomendar esperar hasta los siete o diez años para la intervención. Si se producen repetidas infecciones urinarias a causa de la fimosis o si esta ocasiona trastornos importantes de la micción, la circuncisión puede estar indicada en edades más tempranas.

En cualquier caso, es muy conveniente realizar la operación antes de la adolescencia.

La fimosis puede aparecer en algunos varones por primera vez en la edad adulta, debido a enfermedades de la piel en esa zona generalmente. Estos casos habitualmente requieren intervención quirúrgica, que se realizan en adultos sin problemas, aunque el postoperatorio es algo molesto.

Aunque por el momento no le dé problemas, la operación de fimosis puede evitarle al niño infecciones y otros problemas en el futuro.

 

 

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