La artritis reumatoide es una enfermedad seria, pero aún desconocida para la mayor parte de la población. Se caracteriza porque produce inflamación, dolor y pérdida de movilidad de las articulaciones (manos, codos, hombros, rodillas, tobillos...), rasgos que comparte con otras enfermedades reumáticas con las que a veces se la confunde.

Aparece tanto en hombres como en mujeres de cualquier edad, incluso en personas muy jóvenes, aunque hay más casos entre los 30 y los 50 años. Su causa aún se desconoce, por lo que hoy en día no puede prevenirse, pero ayuda mucho ir al médico ante los primero síntomas para ponerle freno cuanto antes.

Una actitud positiva y activa es fundamental para salir del túnel de desánimo en el que a menudo se ven inmersas las personas afectadas.

  • Tienes mucho por hacer. Es un mito que no se pueda hacer nada para notar mejoría. La persona afectada debe asumir que habrá cosas que ya no podrá hacer, pero podrá continuar haciendo otras muchas.

  • Conoce la enfermedad. Tener información es importante para despejar dudas y evitar la ansiedad que provoca el desconocer qué puede ocurrir. Pregunta a tu médico todas las dudas e incertidumbres que tengas.

  • Ahorra energía. Es uno de los objetivos de la terapia ocupacional, con el fin de hacerte tu día a día más fácil. Intenta que los gestos y movimientos no sean bruscos y pide ayuda cuando la necesites. Esto evita que te agotes y disminuirá el dolor.

  • Dosifica los esfuerzos. Las personas con artritis reumatoide saben dónde está su límite de esfuerzo. Intentar sobrepasarlo puede generar sobrecargas en las articulaciones y provocar más dolor. Establece tu ritmo, que ya no es cómo el de antes ni es necesario que lo sea.

  • Comparte tu experiencia. En las asociaciones de pacientes puedes hablar con gente que tiene tu mismo problema, que te comprende y te puede aconsejar más fácilmente. Es una buena terapia.

  • Busca el equilibrio entre reposo y actividad. Cuando hay un brote de inflamación hay que hacer reposo relativo, pero en el momento que comienzan a controlarse esos signos es aconsejable realizar ejercicio moderado y de forma regular. Es fundamental para la rehabilitación de las articulaciones y su mejor movilidad.

  • Controla tus emociones. Las técnicas de relajación y respiración ayudan a controlar las emociones negativas (ansiedad, tristeza, ira...).

  • No bajes la guardia. Nunca abandones el tratamiento que te ha puesto el médico; es fundamental para encontrarte bien todos los días.


Acude a todas tus citas: Visitar al reumatólogo una o dos veces al año (o más veces, según tu caso) es necesario para tener una mejor calidad de vida. Tómate en serio sus recomendaciones y no te olvides de la medicación.

 

 

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