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El estrés es una situación de sobrecarga a la que nos enfrentamos por una exigencia que es importante para nosotros. Está asociado con el cansancio y el agotamiento.
Esta prueba se utiliza para detectar posibles trastornos respiratorios tan habituales como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o el asma. Sólo hay que soplar con energía a través de un aparato llamado espirómetro.
No solo son antiestéticas: las verrugas, además, pueden producir dolor o picor (sobre todo si aparecen en los pies) y crear deformidades, aunque por lo general no supongan una patología de importancia. Por eso es importante tenerlas controladas.
Notar que el estómago y la garganta “arden” después de comer y beber cualquier cosa es un síntoma característico de un exceso de ácido gástrico, que puede provocar esofagitis y otros problemas. Esta prueba ayuda mucho al diagnóstico.
La gran ventaja de esta técnica, que ha supuesto un cambio muy significativo en los métodos de diagnóstico por imagen, es que posibilita un estudio profundo y preciso de los órganos. Y ello, con un alto grado de seguridad para el paciente.
No es sólo un antiestético efecto en nuestra imagen personal. La caspa, además, puede ser un signo de algún trastorno del cuero cabelludo. Aunque en ocasiones es difícil acabar con ella, si sabemos cuál es la causa se puede encontrar una solución eficaz.
Hacerse esta prueba con la regularidad que indique el ginecólogo es fundamental para prevenir el segundo cáncer que más mortalidad causa en las mujeres: el de cuello de útero.
El corazón suele dar avisos cuando algo en él no va bien. Esta prueba, que es una de las más veteranas y más utilizadas por los cardiólogos, nos pone en la pista y facilita un correcto diagnóstico de las enfermedades cardiovasculares.
La presbicia, conocida como vista cansada, es un defecto que comienza a aparecer hacia los 40 años. No es un problema que deba preocuparnos más que por lo que trastorna nuestra vida cotidiana, al impedirnos ver con nitidez de cerca y de lejos, puesto que es un proceso que todos sufrimos tarde o temprano como consecuencia de la edad.
La alergia es consecuencia de un aumento de la sensibilidad del organismo ante una sustancia concreta –denominada alérgeno– que produce unos síntomas característicos (reacción alérgica) cuando el individuo se pone en contacto con ella (la inhala, la ingiere o toca su piel).
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