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La cistitis o infección urinaria de vías bajas se localiza en los tramos inferiores del aparato urológico: en la uretra y la vejiga –y también en la próstata, en el caso de los hombres. Cuando la infección afecta al riñón y a los canales a través de los que éste se comunica con la vejiga (uréteres), el proceso se denomina pielonefritis.
¿A qué se debe la cistitis?
En las mujeres se producen estos problemas con mucha mayor frecuencia por razones anatómicas: la uretra, que conduce la orina desde la vejiga al exterior, es más corta en la mujer que en el varón, por lo que es más vulnerable. La infección aparece a menudo durante la vida sexual activa y en los embarazos. La cistitis también es frecuente en niños menores de un año, en las personas diabéticas –cuando la glucosa aparece en la orina, favorece la proliferación de bacterias–, en personas con sistema inmunitario débil, en hombres mayores con problemas de próstata y en los portadores de una sonda vesical.
Los síntomas
Son bien conocidos como alarma de la cistitis: tener deseos continuos de ir al lavabo, orinar repetidamente y dolor o escozor en la micción. En ocasiones, conlleva una sensación de malestar general y, a veces, fiebre. La sensación de frío en el abdomen o escalofríos intensos y otras molestias como la falta de apetito –sobre todo en los niños– pueden hacer sospechar que hay una infección urinaria. A quien ha padecido una cistitis, le suele ser fácil intuir que se está produciendo otro cuadro infeccioso en una segunda ocasión por los síntomas que presenta, pero otras veces incluso al médico le es difícil diagnosticarla tras hacer las pruebas habituales. Las infecciones urinarias están detrás de muchos ingresos hospitalarios por fiebre de origen desconocido. La evolución descontrolada de una infección urinaria puede conducir a la que se extienda a los riñones, al aparato digestivo o al resto del organismo, por lo que hay que procurar erradicarla cuanto antes.
¿Cómo se cura?
Este tipo de enfermedades son, en su mayoría, de origen bacteriano, por lo que los antibióticos son casi siempre efectivos para curarlas. Actualmente, se utilizan fármacos de amplio espectro a dosis elevadas, pero de corta duración (de uno a tres días). El médico establecerá en cada caso cómo realizar el tratamiento, según la historia clínica del paciente y sus síntomas concretos.
¿Y si se reproduce?
A pesar de ser procesos muy frecuentes y de su buena respuesta a los tratamientos hay que ser prudentes con estos este tipo de infecciones, especialmente si una persona los sufre en varias ocasiones. Si no se logra acabar con la infección rápidamente o el proceso se reproduce, será imprescindible acudir al urólogo, quien estudiará el germen que lo ha generado mediante un cultivo de bacterias en la orina (urocultivo), así como los hábitos higiénicos del paciente, antes de prescribir otro tratamiento distinto que le permita curarse sin secuelas y con una mayor seguridad.
Muy importante
Para acabar del todo con la infección, hay que cumplir el tratamiento hasta el final, tantos días como nos indique el médico y en la dosis y frecuencia de toma que nos prescriba, incluso aunque hayan remitido los síntomas. Si dejamos el tratamiento a medias, sólo conseguiremos que las bacterias se hagan resistentes a los antibióticos y que tengamos más posibilidades de que se reproduzca la infección.
Consejos para su Prevención
- CISTITIS Y RELACIONES SEXUALES: Las mujeres sexualmente activas, cuando padecen infecciones urinarias de repetición, deben extremar la higiene íntima de la pareja. En estos casos, se aconseja orinar siempre después del coito, porque sirve para eliminar la orina contaminada. Habla con tu médico para aclarar todas tus dudas al respecto.
- EDUCACION HIGIÉNICA Y LIMPIEZA: Una completa limpieza de la zona genital y rectal después de ir al baño es esencial. Hay que limpiarse siempre de delante hacia atrás, para evitar la contaminación de la zona uretral con los gérmenes que puede haber cerca del ano. Sustituir el baño por la ducha diaria es también una buena decisión. Un correcto aprendizaje de estos hábitos higiénicos en niñas y adolescentes es clave para evitar esta causa común de infección a lo largo de la vida. Las madres y abuelas tenéis aquí un importante papel.
- ¡NO TE AGUANTES! Las mujeres están acostumbradas a permanecer varias horas sin orinar, lo que puede ser causa de infecciones. Hay que procurar no espaciar las visitas al baño más de tres horas durante el día.
- AGUA, ESTREÑIMIENTO Y VITAMINA C. Es recomendable beber hasta dos litros de agua al día (para orinar más a menudo), evitar el estreñimiento (se acumulan bacterias en colon que facilitan las infecciones) y tomar mucha vitamina C, presente en frutas y verduras (hace más ácida la orina y mejora las defensas del organismo).
- ROPA INTERIOR DE ALGODÓN, CAMBIADA A DIARIO: Se deben evitar prendas íntimas muy ajustadas y de tejidos sintéticos. El tejido más adecuado para evitar infecciones de orina repetidas es el algodón. Cuando las infecciones estén relacionadas con la menstruación, se puede probar a cambiar el tipo de compresas que se usan.
- ARÁNDANO, INFUSIÓN DE TOMILLO Y YOGURT. Estudios científicos recientes indican que el jugo de arándano rojo americano, consumido habitualmente, disminuye el número de reincidencias de los procesos infecciosos urinarios. La infusión de tomillo tiene una buena capacidad diurética y ayuda al arrastre de los gérmenes. Por último, los derivados lácteos, como el yogur, ayudan a repoblar con bacterias benignas el tubo digestivo, y su consumo continuado intenso (al menos 250 ml o dos yogures al día) es muy aconsejable si se padecen infecciones urinarias de repetición.
Las mujeres padecen cistitis con mayor frecuencia, pero también se puede dar enhombres mayores y en niños