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Primeros auxilios en accidentes de tráfico

Los primeros diez minutos son decisivos para el herido. Tener claro cómo actuar mediante el protocolo PAS (“Proteger, Alertar, Socorrer”) puede evitar lesiones graves y salvar vidas.

1. PROTEGER

Autoprotección:

Es fundamental que el auxiliador no se exponga a ningún peligro a la hora de actuar para evitar sufrir él mismo un nuevo accidente. Debe:

  • Detenerse en cuanto sea posible, sin poner en peligro la circulación.

  • Inmovilizar el vehículo de forma adecuada.

  • Ponerse el chaleco reflectante antes de bajarse del vehículo.

  • No invadir la calzada.

Protección del lugar del accidente

Es prioritario restablecer o mantener la seguridad de la circulación. El conductor no implicado en el accidente, cuando se detenga para prestar servicio, debe inmovilizar el vehículo fuera de la calzada y de la parte transitable del arcén siempre que sea posible. 

Una vez detenido el vehículo, parar el motor y cortar el encendido. Los conductores de los vehículos implicados en el accidente deben cortar el encendido de los vehículos, si fuera necesario y factible, y señalizar convenientemente el obstáculo creado para advertir a los demás usuarios de la vía:

  • Conectando la luz de emergencia, tanto de día como de noche.

  • Encendiendo las luces de posición, de noche y en condiciones de visibilidad reducida.

  • Colocando los triángulos de preseñalización de peligro a 50 metros como mínimo, uno por delante y otro por detrás del obstáculo.

  • Se debe iluminar la escena del accidente, si fuera necesario con las luces de otro vehículo colocado fuera de la calzada sin deslumbrar al resto de usuarios y, además, retirar de la calzada los posibles obstáculos para la circulación, pudiendo utilizar el arcén o la mediana, si fuera necesario.

  • Hay que evitar modificar el estado de las cosas y las pruebas que puedan ser útiles para determinar la responsabilidad del accidente, salvo que el no hacerlo perjudique la seguridad de los heridos o de la circulación. Si hay alguna persona muerta, o herida grave, no se debe modificar nada.

Protección de las víctimas

Lo primero que hay que hacer es intentar acceder hasta la proximidad de las víctimas para conocer su estado. Es importante permanecer junto a ellas en todo momento y establecer un ambiente de seguridad.

Bajo ningún concepto se debe sacar a los heridos del vehículo ni moverlos, salvo que sea totalmente necesario, como en el caso de riesgo de incendio, por ejemplo. De hacerlo, deberá moverse a cada herido entre varios auxiliadores como si se tratara de un bloque rígido, manteniendo alineado siempre el eje cabeza-cuello-tronco del herido.

El transporte de heridos a un hospital debe hacerse en vehículos especialmente destinados para tal fin y por personal profesional. Solo en casos excepcionales se deberá trasladar al herido en vehículo particular, en cuyo caso debe hacerse a velocidad moderada y respetando todas las normas de circulación.

2. ALERTAR

Inmediatamente después de haber establecido la seguridad del lugar del accidente, hay que avisar cuanto antes a los servicios de emergencia (teléfono 112) para que presten auxilio sanitario especializado. 

La supervivencia del herido depende de la rapidez con la que se realice la llamada y de la información que se facilite a través de ella. Debemos dar un teléfono de contacto, la localización del lugar del accidente, el número de heridos y dar pistas sobre el estado de los mismos, su estado, características y el número de vehículos implicados, así como otras circunstancias que pudieran darse y pudieran ser relevante para los servicios de emergencia.

3. SOCORRER

¿Qué hacer ante un herido en accidente de circulación?

  • Reconocer situaciones que puedan suponer una amenaza inmediata para la vida del accidentado.

  • Actuar con rapidez, pero con serenidad, manteniendo un ambiente de seguridad.

  • Hasta la llegada de los servicios de emergencia, observar la situación de los heridos y, si es necesario, realizar aquellas actuaciones que puedan evitar una amenaza inmediata para la vida del accidentado.

  • Prestar a los heridos auxilio, según las circunstancias y gravedad de los mismos, y no en función del que más ayuda reclame o más grite. Hay que dirigir la atención y ayuda, en primer lugar, hacia las víctimas inconscientes o con dificultades respiratorias graves o con hemorragias masivas.

  • Proteger el cuello de los heridos, sin retirar el casco a los motoristas.

  • Aflojar las prendas y ropas que puedan oprimir el cuello y las vías respiratorias.

  • Tapar a los heridos incluso en verano, para que no pierdan calor corporal.

  • Evitar que los heridos caminen. Es mejor que permanezcan en posiciones estables, sin moverse, salvo cuando sea necesario colocarlos en posición lateral de seguridad o en otra posición que les beneficie según su estado físico.

 

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