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Hipertensión: El enemigo silencioso

Se considera que hay hipertensión cuando la presión arterial sistólica (fuerza con la que sale la sangre del corazón) es superior a 140 milímetros de mercurio (mm. Hg) y la presión diastólica con la que se llena de sangre el corazón) sobrepasa los 90 mm. Hg.

Por encima de 140/90 siempre se debe tratar la tensión hasta conseguir que baje a cifras alrededor de 120/80, lo que se considera tensión normal en personas adultas. En algunas ocasiones, la hipertensión arterial se acompaña de dolores de cabeza, visión borrosa, palidez, enrojecimiento cutáneo, hemorragias nasales o sensación constante de malestar general, como síntomas de inicio.

Ausencia de síntomas

Pero este problema, en la mayoría de las ocasiones, no da síntoma alguno ni señal de alarma, por lo que puede llegar a provocar complicaciones graves sin que en ningún momento el enfermo se haya dado cuenta: ahí está su gran peligro. Por ello, medir la tensión arterial es una práctica común en la mayoría de las exploraciones médicas de rutina y, en general, las personas adultas se deberían controlar sus cifras tensionales al menos una vez al año.

La hipertensión arterial afecta al 30% de personas de entre 18 y 65 años y a casi el 70% a partir de esa edad, siendo, junto con el colesterol elevado, la diabetes y el consumo de tabaco, uno de los factores que más aumenta el riesgo de sufrir infarto de miocardio.

¿Por qué nos sube la tensión?

En el 90% de casos no se conoce la causa directa: es la hipertensión arterial esencial y sólo se le atribuye un fuerte componente hereditario. En el 10% restante sí se puede conocer una causa (alteración renal, metabólica o durante el embarazo) y, si se trata, puede solucionarse.

Puede haber razones hormonales implicadas, como el aumento de renina y angiotensina. También la resistencia a la insulina está implicada, y la diabetes, la obesidad, el sedentarismo, así como los trastornos nerviosos y alimentarios pueden ser decisivos en la evolución de la hipertensión.

Puntos clave

Si tenemos la tensión alta, ¿qué nos debe mirar el médico?

Además de procurar rectificar cuanto antes sobrepeso y obesidad, detectar las subidas de glucosa y tratar la diabetes si existe, es importante que el médico inicie un estudio cardiológico (las repercusiones de la hipertensión en el corazón) mediante un electrocardiograma tras esfuerzo, un ecocardiograma (que sirve aquí para medir el grosor de las paredes del corazón) y un control del colesterol.

También hay que hacerse periódicamente una revisión completa del fondo del ojo, puesto que las arterias oculares son las únicas que se ven directamente, lo que sirve para valorar la evolución de la hipertensión.

Toma nota: Cómo medir la tensión en casa

  • Es conveniente medirla siempre a la misma hora del día.

  • La tensión arterial se debe tomar tras permanecer en reposo al menos cinco minutos, estando sentado con la espalda apoyada en el respaldo de la silla y un brazo colocado sobre una mesa. Las plantas de los pies estarán bien apoyadas en el suelo.

  • El manguito del tensiómetro deberá colocarse de forma que cubra dos tercios de la longitud del brazo en el segmento codo-hombro, sobre la piel y bien ajustado, sin que llegue a oprimir.
  • El manguito se inflará por lo menos 30 mm. Hg. por encima de la presión necesaria para que desaparezca el pulso de la muñeca. Al apretar el dispositivo, la persona no debe sentir incomodidad ni dolor. Al ir desinflando el manguito, es importante que el paciente no se mueva.

  • La tensión sistólica no debe sobrepasar los 140 mm. Hg. y la tensión diastólica no debe ser mayor de 90 mm. Hg. Si se superan esas cifras de forma habitual, hay que ir al médico para que reajuste el tratamiento.

  • Las cifras tensionales no deben redondearse y se puede discriminar bien con niveles de exactitud de hasta 2 mm. Hg.

  • Las primeras veces se debería valorar la presión arterial en ambos brazos y después tomarla siempre en el brazo donde salga más elevada.

  • Es conveniente apuntar las cifras de las tomas sucesivas, junto a la fecha de la medición, para informar al médico o enfermera de las variaciones.

Prevención, paso a paso

Controlar nuestra tensión arterialmediante una dieta adecuada, ejercicio y medicación si fuera necesario, es esencial para disminuir el riesgo de padecer problemas de corazón y derrames cerebrales. Es un objetivo de salud primordial. ¿Cuáles son las pautas más importantes a seguir?

  • Evitar la obesidad y el sobrepeso. La hipertensión es una de las primeras consecuencias de estos trastornos.
  • No añadir sal a las comidas y evitar todos los alimentos ricos en sal, como los embutidos.
  • Aumentar el consumo de frutas y verduras, y reducir el de carnes y grasas saturadas.
  • Practicar ejercicio moderado todos los días, para mantener el corazón y las arterias en plena forma.
  • Olvidarnos del alcohol y del tabaco. Hay que optar por bebidas más sanas, como el agua, los zumos y los batidos naturales.


Aunque los tensiómetros profesionales que utilizan los médicos son más precisos, los de uso doméstico también son fiables.

 

 

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