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Dale a tu cuerpo lo que pide

Para funcionar a pleno rendimiento, el cuerpo humano nos pide “combustible” –es decir, alimento–, cada tres horas aproximadamente. Sólo de ese modo puede administrar las reservas nutricionales que necesita en cada momento para llevar a cabo sus funciones, tanto fisiológicas como intelectuales.

Del mismo modo, para que no haya ningún desequilibrio en cuanto a balance hídrico, glucosa y sales minerales, el organismo nos pide líquido a lo largo de todo el día, por lo que debemos beber al menos un litro y medio o dos litros.

Sin embargo, muchas personas se acostumbran a la sensación de hambre, y sólo hacen tres ingestas de alimento cada jornada, por lo que pasan intervalos de tiempo demasiado prolongados sin comer nada. Otras olvidan beber líquido para reponer la hidratación que va perdiendo su organismo con la transpiración o la orina, caso frecuente entre las personas mayores y los niños, que no suelen sentir sed.

Las consecuencias de estos hábitos pueden ser nefastas para nuestra salud, más aún en el caso de los mayores y de las personas con enfermedades como diabetes o hipertensión. Por tanto, es fundamental hacer cinco ingestas de alimento al día en las que no puede faltar una adecuada hidratación.

Las bebidas de diversos sabores son una buena manera de lograr un nivel de hidratación óptimo, pues nos animaremos a beber una mayor cantidad de líquido.

La importancia de 5 comidas al día y una adecuada hidratación

  1. Desayuno: Es la principal comida del día, porque de ella depende nuestro rendimiento a lo largo de toda la jornada. Debe aportar la cuarta parte de la energía y nutrientes que necesitamos al día. Un desayuno completo y equilibrado debe incluir cereales, lácteos y frutas, que se pueden tomar en forma de zumo, preferiblemente con antioxidantes naturales.

  2. Tentempié a media mañana: Para no caer en la tentación de “picotear” cualquier cosa que esté a nuestro alcance, que es lo que nos hace coger kilos de más, lo mejor es tener siempre a mano fruta o zumo, que calman el apetito y ayudan a seguir con nuestras actividades hasta la hora de comer.

  3. Comida: El menú debe ser equilibrado, con una adecuada proporción de nutrientes esenciales (vitaminas, minerales, fibra, proteína, hidratos de carbono, grasas…). También en este momento tenemos que ingerir líquido, indispensable para que la digestión se lleve a cabo correctamente.

  4. Merienda: Un pequeño bocadillo o una pieza de fruta, acompañados con zumo de frutas o vegetales, ayudan a llegar a la cena con un apetito moderado.

  5. Cena: Debemos tomar alimentos ligeros y de fácil digestión que favorezcan el descanso, con una ingesta suficiente de bebidas que ayuden también a ese proceso.
     

¿Sabías que... en el caso de las personas que realizan actividad física intensa, la ingesta de líquido debe ser aún mayor y más continuada, preferiblemente con bebidas con sales minerales y azúcar, para compensar la pérdida de esos elementos.

 

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