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Espárragos ¿Blancos o verdes?

Da igual el color. Sus propiedades antioxidantes, diuréticas y anticancerígenas los convierten en un aliado de tu salud. Y en abril están en su mejor momento. ¡Anímate!...


Sus propiedades diuréticas son reconocidas desde la antigüedad, pero ahora comienzan a conocerse también los enormes poderes antioxidantes y anticancerígenos del espárrago.

Silvestres o cultivados, blancos o verdes, abril abre la temporada de espárragos. Y es que, aunque ahora pueden encontrarse todo el año en el mercado, el refrán popular nos recuerda que es un producto hortícola que llega a su momento óptimo antes de que apriete el calor: «Los espárragos de abril para mí, los de mayo para mi amo, los de junio para mi burro».

Su bajo contenido en grasas, su alta concentración de agua y sus abundantes nutrientes convierten los espárragos en un alimento idóneo para ser incluido en dietas hipocalóricas. Contienen, además, gran cantidad de fibra, por lo que aportan sensación de saciedad y reducen el apetito, además de favorecer el tránsito intestinal. Los espárragos son una fuente de sustancias antioxidantes: vitaminas C y E, betacarotenos y compuestos fenólicos.

La dieta de la mujer embarazada debe incluirlos por su alta concentración en folato, imprescindible para asegurar el correcto desarrollo del tubo neural del feto, especialmente en las primeras semanas de gestación. Sin embargo, se suelen desaconsejar a las madres lactantes, ya que modifican el sabor de la leche materna y ello puede provocar el rechazo del bebé, aunque no tiene efectos nocivos sobre la salud de la madre o del hijo.

Ponlos en tu dieta

Griegos y romanos conocían ya las propiedades diuréticas de los espárragos, pues los utilizaban para fortalecer los riñones y aumentar la producción de orina. Por ello, son muy adecuados en las dietas depurativas. Por su alta concentración de potasio y baja de sodio –a excepción de los ofertados en conserva–, este alimento es idóneo para combatir la obesidad y ayudar al organismo a eliminar residuos de la quema de grasas; así como para proteger el corazón y luchar contra la hipertensión.

Los espárragos ayudan a evitar y combatir la retención de líquidos y a luchar contra la gota y el reumatismo al evitar la acumulación de ácido úrico y de toxinas en las articulaciones. Asimismo, previenen y curan las infecciones de orina y riñón. 

Es una de las verduras con menor poder energético: Solo aporta 20 kilocalorías por cada 100 gramos

Nutrientes de calidad

  • Flavonoides: La rutina, una sustancia que contienen los espárragos, les confiere propiedades antiinflamatorias y antiespasmódicas, mejora la circulación, disminuye la hipertensión y protege el hígado. Posee, también, zeaxantina –que protege la retina– y quercetina, que previene el colesterol, la arteriossclerosis y la hipertensión.

  • Betacarotenos: Gracias a ellos, los espárragos tienen propiedades antioxidantes y protegen de algunos cánceres –pulmón, boca y estómago–, e inhiben el crecimiento de células cancerosas. Además, previenen enfermedades del corazón y refuerzan el sistema inmunológico.

  • Aminoácidos: Entre ellos, se encuentran el ácido glutamínico y la cisteína, que unidos forman un potente antioxidante, el glutatión, que ayuda a reducir los daños producidos por los radicales libres y refuerza a las vitaminas E y C.

  • Vitaminas y minerales: Además de potasio, hierro, fósforo y yodo, los espárragos son ricos en vitaminas A y C –esta última es uno de los antioxidantes más potentes–; en tiamina, protector del sistema nervioso; niacina, que regula las actividades metabólica, circulatoria y muscular; y en rivoflavina, que combate el estrés.

Aliados contra el cáncer

Los espárragos son la mayor fuente de glutatión, un péptido que combate enfi semas y fi brosis pulmonares, diabetes, alzheimer, párkinson y cáncer. Como antioxidante, previene el cáncer, ayuda a combatir las células tumorales y reduce los efectos de la quimioterapia, de modo que el Instituto Nacional del Cáncer de EE.UU. ha comenzado a desarrollar medicamentos antitumorales que eleven los niveles de glutatión en el organismo.

Hay otros alimentos, además de los espárragos, que aportan glutatión, como las espinacas, el brócoli, el ajo, las coles, las cebollas, los berros y algunas especias como la canela y el comino

 

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