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Mamografía: Las 7 preguntas clave

Para prevenir esta enfermedad, es fundamental realizarse una mamografía de forma periódica. Esta prueba puede detectar una lesión mamaria en su fase inicial. Las mujeres de más de 40 años deben hacérsela, al menos, cada dos años ¿Sabes en qué consiste?.

¿Qué es?

Es una técnica diagnóstica por imagen específica para el estudio de la mama. Al igual que en una radiografía, se utilizan los rayos X. Con una dosis muy baja de radiación, un aparato llamado mamógrafo es capaz de detectar diferentes patologías y tumores mamarios. Gracias a esta precisión, se puede realizar un diagnóstico precoz, lo que facilita la curación de la enfermedad, así como la utilización de técnicas menos agresivas para su tratamiento.

¿Cómo se realiza?

En el mamógrafo, y con el torso descubierto, se coloca uno de los pechos sobre una superficie especial. A continuación, una placa transparente comprime la mama gradualmente. Una vez finalizada la exploración, se repite el mismo proceso con la otra mama.

La presión de la placa puede ser un poco molesta, sobre todo para las mujeres que sienten dolor en las mamas los días premenstruales. Sin embargo, es necesario que la prueba se realice de esta forma para aplanar el grosor de la mama y, de tal forma, se puedan ver las lesiones pequeñas sin que queden ocultas por el tejido mamario. Así, se consigue mantener el pecho inmovilizado y obtener imágenes con mayor nitidez.

¿Qué tipos existen?

Según la edad de cada mujer y su estado de salud, se le pueden realizar dos tipos de pruebas:

  • Mamografía de cribado. Es el control periódico que se hace a las mujeres que no presentan ninguna anomalía ni riesgo específico de padecer cáncer de mama. La primera debe realizarse entre los 35 y 40 años, y repetirse de forma periódica cada dos años hasta edades avanzadas –normalmente los 70 años–. Diversos estudios demuestran que las mujeres que siguen esta medida de prevención consiguen disminuir la tasa de mortalidad global por cáncer de mama.

  • Mamografía de diagnóstico. Se realiza cuando la mujer presenta algún síntoma de enfermedad mamaria. Lo más normal es que se realice cuando se palpa un bulto. Es entonces cuando el médico valora la necesidad de realizar esta prueba para hacer un diagnóstico más preciso lo antes posible.

¿Qué resultados se obtienen?

Según las imágenes obtenidas a través de la mamografía, se pueden diagnosticar cinco tipo de lesiones:

  • Grado 1. Indica normalidad y no es necesario realizar más pruebas.

  • Grados 2 y 3. Cuando se detecta una lesión benigna o que puede serlo. En este caso se valora si se necesita realizar otros estudios.

  • Grados 4 y 5. Muestran una lesión sospechosa, por lo que hay que hacer más pruebas para confirmar el diagnóstico y poner un tratamiento.

Cuándo me la tengo que hacer?

Aunque existe un pequeño debate sobre la edad en la que se debe realizar la primera mamografía, según la Asociación Española contra el Cáncer no es necesario que se sometan a ella las mujeres menores de 35 años, salvo que tengan antecedentes familiares con esta enfermedad.

La periodicidad también depende de los casos previos en la familia de la mujer: si no tiene ninguna pariente cercana que haya padecido cáncer de mama, la prueba será bienal. En el caso contrario, se recomienda acudir a hacerse una mamografía cada año.

Esta prueba cobra aún mayor importancia cuando la mujer se acerca a los 50, durante el periodo premenopáusico. Los cambios hormonales que se experimentan a esta edad, en muchas ocasiones, son los responsables de la aparición de un tumor mamario.

¿Es fiable?

La mamografía es la mejor técnica de exploración para detectar de forma precoz una anomalía en la mama, incluso antes de que sea palpable. En los últimos años se han producido muchos avances y mejoras en este campo. Sin embargo, en un pequeño número de casos, la lesión no se detecta (falsos negativos), o bien la imagen muestra una rareza cuando en realidad no existe (falso positivo). En mujeres jóvenes, por tener mayor densidad del tejido, y en las que llevan prótesis, las imágenes son más difíciles de interpretar, por lo que se recurre a otros tipos de pruebas.

¿Otras alternativas?

Cuando los resultados no son claros o muestran una posible lesión o tumor, el médico solicitará la realización de otras pruebas para confirmar el diagnóstico:

  • Ecografía. Se hace cuando la mama tiene una densidad.

  • Galactografía. Comprueba si existen dilataciones anormales en los conductos galactóforos (los que transportan la leche hasta el pezón).

  • Resonancia magnética. Se realiza a mujeres ya diagnosticadas de cáncer de mama para completar el estudio. También es muy útil en mujeres con prótesis.

  • Ductoscopia. Sólo se realiza en casos muy concretos para visualizar crecimientos anormales. Mediante esta técnica se puede realizar simultáneamente biopsias y extracciones de pequeños tumores.

 

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