Imprimir esta página

Caída del suelo pélvico

Los órganos genitales y urinarios se mantienen en su lugar gracias a que los soporta una estructura denominada suelo pélvico. Si este se debilita, dichos órganos caen y producen diferentes molestias. Para recolocarlos, a veces se requiere cirugía.

El suelo pélvico es el conjunto de músculos, ligamentos, tejido conectivo y nervios que actúan a modo de sostén de los diferentes órganos de la región pélvica (útero, vagina, vejiga, uretra y recto). Sin embargo, su importante tarea de sujeción puede no realizarse correctamente si las estructuras que los sostienen se han ido debilitando por factores como:

  • Los embarazos
  • La cantidad de partos vaginales que se hayan tenido
  • Complicaciones surgidas durante esos partos
  • La obesidad
  • Situaciones que aumentan la presión abdominal, como tos crónica, estreñimiento severo persistente o levantar continuamente grandes pesos
  • Haberse sometido a alguna intervención pélvica.Debilidad congénita en estos músculos (en casos excepcionales)

La adecuada tonificación de la musculatura pélvica depende de los estrógenos que produce el organismo de la mujer. En la menopausia la producción de estas hormonas femeninas desciende considerablemente, por lo que durante esta etapa el prolapso genital es especialmente frecuente, si bien esta patología puede aparecer en cualquier momento. Se estima que el 11,8% de las mujeres reciben tratamiento por prolapso a lo largo de su vida.

Los órganos genitales y urinarios se mantienen en su lugar gracias a que los soporta una estructura denominada suelo pélvico. Si este se debilita, dichos órganos caen y producen diferentes molestias. Para recolocarlos, a veces se requiere cirugía.

Molestias que dan pistas

  • Dolor durante las relaciones sexuales
  • Incontinencia urinaria o problemas para orinar
  • Incontinencia fecal o estreñimiento. Sensación de que parte del recto se hunde dentro de la vagina y se produce una acumulación de la materia fecal
  • Dolor y presión pélvica. Bulto vaginal
  • Mejora de los síntomas al recostarse
  • Sensación de peso en los genitales, de ensanchamiento de la vagina o percepción de cuerpo extraño
  • Dolor en la zona sacro lumbar
  • Molestias al caminar

Su importancia varía

Existen varios grados de importancia en el prolapso genital. Su importancia va en función del descenso experimentado por la vejiga.

  • Es más leve si la vejiga o el útero descienden poco hacia la vagina, creciendo la importancia a medida que bajan lo suficiente como para alcanzar el orificio vaginal.
  • La situación más delicada se produce cuando la vejiga ya asoma por el exterior de la vagina. Algunas de las consecuencias son la interrupción del flujo de orina o repetidas infecciones urinarias.

Muy molesto o desapercibido

El prolapso genital no siempre manifiesta sus síntomas. La existencia o no de una sintomatología asociada dependerá fundamentalmente de tres factores: cuál es el órgano prolapsado, en qué grado se ha producido su descenso y qué modificaciones funcionales ha provocado.

En algunas mujeres, los síntomas del prolapso genital llegan a complicar seriamente su calidad de vida y terminan generando su aislamiento social, pérdida de autoestima o incluso acarreando una depresión. En otras, la falta de signos que lo delaten conduce a un diagnóstico casual durante el transcurso de una exploración ginecológica rutinaria.


Hay tratamiento

Tras realizar diferentes pruebas diagnósticas (ecografía vaginal, análisis de orina, etc.), la vía de tratamiento que se emplee para solucionar el prolapso dependerá del caso concreto de cada mujer. Una vez que se dispone de una información detallada, el especialista escoge entre:

  • Tratamiento conservador: Consiste en administrar estrógenos por vía oral, transcutánea o transvaginal o recurrir a pesarios (prótesis que se implantan en el fondo vaginal para mantener los órganos en su lugar). Es el tipo de tratamiento que se aplica siempre y cuando el prolapso no afecte a la calidad de vida o si está contraindicada la cirugía.

  • Tratamiento quirúrgico: Mediante cirugía se puede reconstruir el suelo pélvico. Estas técnicas se emplean en casos de especial severidad. Se suelen evitar estas intervenciones en mujeres en edad fértil que desean de ser madres en el futuro, puesto que la corrección del suelo pélvico a menudo exige también la extirpación del útero (histerectomía). En ciertos casos pueden queda afectados los órganos urinarios, por lo que es posible que haya que volver a intervenir.

Prevención con ejercicios de Kegel

Los ejercicios de Kegel ayudan a reducir la probabilidad de padecer prolapso genital. Se enseñan en muchos centros sanitarios y están especialmente dirigidos a embarazadas y mujeres en la menopausia.

Consisten en la contracción y relajación de un músculo clave, el pubocoxígeo, tres veces al día durante cinco minutos. De esta manera se fortalece la estructura del suelo pélvico, con lo que el esfuerzo del parto es menor y hasta mejoran las relaciones sexuales.

 

El presente sitio web utiliza cookies, propias y de terceros, para la mejora de nuestros servicios y de su experiencia como usuario, así como para ofrecerle publicidad relacionada con sus preferencias mediante el análisis de sus hábitos de navegación. Si continúa navegando consideramos que acepta su uso.