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Cambio de domicilio de Mayores “golondrina”

Cambiar de casa, de pueblo y hasta de médicos puede suponer un trastorno en la vida de muchos mayores. La familia debe estar muy pendiente.

Son muchas las personas de edad avanzada en situación de dependencia que no desean vivir en una residencia geriátrica o que no pueden hacerlo por falta de recursos económicos o por la escasez de plazas residenciales. Por este motivo, sus parientes asumen sus cuidados en sus respectivos domicilios. Normalmente son los hijos, pero también los sobrinos o los nietos, los que se turnan por temporadas en esta responsabilidad, por lo que los mayores se ven obligados a cambiar de casa cada pocos meses. Por eso a estos mayores se les denomina cariñosamente “abuelos golondrina”.

Esta situación se suele mantener durante todo el año, y con más frecuencia durante los meses de verano, sobre todo cuando el anciano no está en condiciones de emprender el viaje programado por los familiares que le cuidan el resto del año.

Las familias deben tener en cuenta que estos constantes cambios de domicilio de los mayores pueden dar lugar a importantes problemas de adaptación, desarraigo y desorientación que, no obstante, se pueden reducir con la colaboración de todos.

MAYORES "DESUBICADOS"

Para la vicepresidenta de Gerontología de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, Puerto Gómez, “cambiar de casa continuamente dificulta la integración del mayor en la familia, en el entorno, en las actividades comunitarias y la relación con otras personas. Cada familia tiene personas y dinámicas distintas y el mayor ocupa un rol diferente. La constante adaptación al cambio puede favorecer la ausencia de rol en la familia”.

Todo ello se debe a que "la persona mayor tiene que adaptarse a una nueva casa, a un nuevo barrio, a un nuevo centro de salud y en ocasiones a una nueva ciudad, lo que le va a impedir o dificultar el crear una red social más amplia que la de su familia", explica Puerto Gómez.

CAMBIO DE MÉDICOS

Por otra parte, el cambio de domicilio puede suponer un cambio de médicos y otros profesionales de referencia, Lo que dificulta el seguimiento de la salud y de los tratamientos de la persona mayor. Perder el contacto con su médico “de toda la vida” para saltar de consulta en consulta también puede provocarles ansiedad y depresión.

La falta de información, seguimiento o coordinación entre profesionales sanitarios puede dificultar la detección de signos de dependencia o síndromes geriátricos e impedir, por tanto, realizar acciones preventivas que eviten el aumento de dependencia de estas personas.

La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología sugiere que los mayores que se trasladen de casa habitualmente o por vacaciones lleven consigo un documento clínico informativo para evitar, en la medida de lo posible, ciertos problemas como la polimedicación o la prescripción de medicamentos innecesarios.

Para los mayores, convivir a temporadas con distintos familiares no siempre es tarea sencilla. Pónselo fácil: escucha sus necesidades y dales su propio espacio

CUENTA CON ELLOS

Entre todos tenemos la responsabilidad de acompañar a nuestros mayores, cuidarles y devolverles parte de lo mucho que ellos pueden enseñarnos y trasmitirnos. Los geriatras insisten en que es necesario:

✸ ofrecer a los mayores su propio espacio específico dentro de la familia, darle la privacidad necesaria, favorecer que siga manteniendo sus rutinas, independencia y autonomía.

✸ Prolongar su estancia en cada uno de los hogares y distanciar los cambios de domicilio lo máximo posible.

✸ Mantener una buena comunicación con ellos y también entre los distintos familiares cuidadores sobre las necesidades y problemas de la persona mayor, para atenderlas adecuadamente.

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