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¡Acuérdate de tu memoria! 10 claves para potenciarla y mejorarla

A cualquier edad podemos conseguir pequeñas mejoras en nuestras capacidades cerebrales. Y siempre es buen momento para comenzar. ¿Sabes cómo?

Con la edad es normal que haya una cierta disminución de algunas habilidades cognitivas, entre ellas, la memoria. Al igual que el cuerpo, a medida que cumplimos años, la mente se va haciendo progresivamente más lenta a la hora de recordar los hechos más recientes y los actos cotidianos automáticos, como acordarse de cerrar la puerta de casa o de apagar el gas, si bien la parte de la memoria en la que se alojan los conocimientos y el lenguaje, no se pierden con tanta facilidad.

La media de la población nota un ligero declive a partir de los 35 años en ciertas funciones, que se puede acentuar cumplidos los cincuenta. Los neurólogos tienen la certeza de que unos treinta años antes de que una persona comience a manifestar los primeros síntomas de demencia como el Alzheimer es cuando empiezan a aparecer en su cerebro determinados cambios que, décadas más tarde, pueden dar paso a la demencia.

Sin embargo, no todos perdemos memoria, ni quienes la pierden lo hacen en la misma cantidad. Ni mucho menos todos estamos abocados a padecer una demencia.

Muchos conocemos a personas cuyo intelecto sigue funcionando con extraordinaria lucidez después de los ochenta años cumplidos, mientras que personas con menos años se quejan de continuos fallos de memoria y de cierta lentitud mental.

PODEMOS MEJORAR NUESTRAS CAPACIDADES

Como explica el psiquiatra Pedro Montejo Carrasco, director del Centro de Prevención del Deterioro Cognitivo del Instituto de Salud Pública de Madrid Salud, “siempre se pueden mejorar las capacidades mediante el estímulo cerebral, y podemos conseguir que nuestro rendimiento cognitivo sea incluso superior que antes”. “Es cierto que, cuando ya hay un gran deterioro cognitivo, como en el caso de una demencia, la posibilidad de mejoría es casi nula, pero en otros casos siempre se puede mejorar, o al menos mantener las capacidades. Y cuanto mejor está una persona, mayor es su capacidad para mejorar”, añade el Dr. Montejo.

NO TE OLVIDES DE...

1. Moverte más y practicar deporte

Muchos estudios avalan que realizar ejercicio físico de forma regular y de intensidad moderada se asocia a un mantenimiento de la función cognitiva y a un retraso del comienzo del Alzheimer y otras demencias. Practica el deporte que más te guste, camina, pasea… Lo que quieras, pero ¡muévete!

2. Relacionarte, ¡cuanto más, mejor!

La actividad social está relacionada con el mantenimiento de la función mental y neutraliza el estrés de la vida cotidiana y su efecto neuroquímico (hormonal), que es muy perjudicial para el cerebro.

Relaciónate con diferentes personas: familiares, amigos… Haz nuevas amistades, apúntate a actividades en grupo y, ¿por qué no?, conéctate a las redes sociales en Internet, aprovecha las ventajas que nos ofrecen las nuevas tecnologías para comunicarte.

3. Estudiar, leer, jugar y aprender

Leer libros, asistir a conferencias o participar en juegos de mesa o hacer pasatiempos, entre otras tareas, reduce el riesgo de deterioro cognitivo y de demencia si se realizan con asiduidad. Por tanto, apliquémonos la frase “Más vale tarde que nunca”.

4. Prevenir el riesgo cardiovascular

Su papel es crucial en el deterioro mental asociado a la edad. Y además la gravedad de los síntomas cognitivos en personas con Alzheimer se incrementa sustancialmente por la existencia de factores de riesgo vasculares. Dichos factores son la hipertensión arterial, la hipercolesterolemia, la diabetes, las enfermedades cardiacas y el tabaquismo.

5. Come bien

Existen estudios que revelan que la ingesta de pescado al menos una vez por semana ayuda a reducir hasta un 60% el riesgo de Alzheimer, así como el enlentecimiento del deterioro cognitivo.

El consumo elevado de grasas saturadas puede incrementar el deterioro cognitivo. Sin embargo, los ácidos grasos omega 3 se relacionan con un cierto retraso del desarrollo de Alzheimer.

En definitiva, todos los nutrientes (antioxidantes, minerales, etc.) que nos aporta la dieta mediterránea son esenciales para el buen funcionamiento del cerebro y para la prevención de su deterioro prematuro.

6. Di adiós al estrés

El estrés, la ansiedad y la depresión tienen un impacto negativo en la memoria. Dejar tiempo para las actividades de ocio y relajación, así como buscar ayuda cuando sea necesario, son factores protectores para mantener la mente sana.

7. Cuida tu colesterol

Destacamos especialmente este factor de riesgo cardiovascular porque interviene de manera decisiva en la mayoría de los casos de demencia vascular y de Alzheimer. Se asocia a la aterosclerosis, que supone un problema de las arterias y que da lugar a problemas de circulación cerebral. Vigila tu alimentación y realízate análisis de sangre periódicamente para conocer tus niveles de colesterol.

8. No fumes

Fumar daña los pulmones y contrae los vasos sanguíneos del cerebro. Ambas cosas privan al cerebro de la cantidad de oxígeno que necesita y pueden dañar las neuronas.

9. Descansa bien

Durante el día recopilamos información a través de las experiencias vividas y de nuestra relación con otros individuos. Posiblemente se nos presenten problemas a los cuales no encontremos solución. Por la noche, el cerebro sigue trabajando y sedimentando todos los datos que hemos acumulado en nuestro sistema de memoria. En este tiempo se produce una actividad de desecho de la información no necesaria, consolidación de lo importante y, por otra parte, más claridad en la solución de los problemas planteados anteriormente. Por ello, dormir bien es un ingrediente fundamental para mantener nuestra memoria bien “engrasada”.

10. Procura ser feliz

Se ha relacionado la propensión a los estados depresivos con una aceleración del deterioro cognitivo, ya que se asociado a una mayor atrofia (pérdida de neuronas) en una región del cerebro denominada hipocampo –considerada la “puerta de entrada de los recuerdos”– y otras regiones cerebrales. Por tanto, hay que tomarse muy en serio el procurar ser un poco más felices cada día.

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